A tres décadas de una de las tardes más importantes de la historia de River, La Página Millonaria estuvo en la casa del Beto Alonso, quien nos mostró la verdadera pelota naranja. Los hinchas pudieron ver la entrevista en vivo por Facebook y le hicieron preguntas al ídolo.
Seis de abril del ochenta y seis, 06/04/1986 o 6 de abril de 1986. Leas como la leas, se trata de una fecha que para algunos no significará nada, pero que para todos nosotros, hinchas del Más Grande, es un día inolvidable. Como también lo será para muchos hinchas de Boca. Hace treinta años un jugador sería el encargado de abrir camino a un plantel al que le tocaba dar la vuelta olímpica nada más y nada menos que en la Bombonera. Además, ese mismo jugador, sería el encargado de meter los dos goles en una tarde pintada de un color naranja indeleble.
Norberto Alonso o el “Pelé Blanco”, es ese ídolo que heredamos los más jóvenes en este juego tan lindo que propone el fútbol cuando nos sentamos con nuestros viejos o abuelos a escuchar sus historias de cancha. Por segunda vez, recibió a La Página Millonaria en su casa y nos contó detalles de aquel Superclásico que hoy conmemoramos. “Era un plantel que lo quería todo y lo podía todo”, dice un Beto con los ojos vidriados. El Diez se acuerda de cada detalle, como si fuera una película que conoce de memoria. Y ahí estamos nosotros, viajando al barrio de La Boca y disfrutando de la función.
-¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza de ese partido?
-Puedo contar tantas cosas, tantas cosas lindas. Es uno de los partidos que más guardan en su memoria los hinchas de River, no se lo van a olvidar más. Los que fueron a la cancha o que tienen determinada edad están obligados a decirles a los chicos qué pasó ese día, por qué se jugó con una pelota de color naranja, por qué se dio la vuelta olímpica.
-Empecemos por el principio, ¿por qué se usó una pelota naranja?
-La pelota la va a buscar, el martes anterior al Superclásico, ‘El Loco’ Gatti a adidas, porque como él había jugado en Rusia en la nieve, habían usado una pelota de color y había ganado ese partido. Insistía en que en la Bombonera iba a pasar lo mismo con los papelitos, que la pelota no se iba a poder ver. Ese miércoles voy yo también a adidas y me explican que se había decidido jugar con una de color naranja, y en chanza les dije: “Igual no la va a ver”. Y así terminó, dimos la vuelta olímpica.
-¿Cómo vivías las previas de los Superclásicos?
-Un Superclásico se vive desde una semana antes, ya estás pensando en ese partido, el que a ninguno de nosotros nos gusta perder. Existen muchos partidos, pero el partido contra Boca siempre es el partido del año, el que estás esperando. Si me iba mal, al otro día no quería ni salir a la calle de la bronca. No me desahogaba hasta la práctica siguiente.
-En ese momento no se sabía si iban a poder dar la vuelta olímpica en La Boca, ¿qué había pasado?
– El día sábado previo a que juguemos le llegó un telegrama a Hugo Santilli, presidente del club, y por precaución nos pedían que no diéramos la vuelta olímpica. A ese plantel era muy difícil que le pudieras decir algo porque lo podía todo. Lo quería todo y lo podía todo. Me acuerdo que armamos una reunión en plena concentración, en la habitación del ‘Cabezón’ Ruggeri; ya tenía un liderazgo ganado, estaba cerca del retiro y los muchachos me escuchaban mucho. Les dije: “Me van a sacar con los pies para adelante, pero yo la vuelta olímpica la voy a dar”. Éramos justos merecedores de un campeonato, todos estuvieron de acuerdo, ninguno se tiró para atrás. Ese domingo nos levantamos y salimos para la cancha. Para amedrentarnos lo primero que nos tiraron fue una barra de hielo arriba del techo del micro. A ese equipo no lo amedrentaba nada. Nos cambiamos y empezamos a dar la vuelta olímpica. En vez de alcazapelotas, había gente de la barrabrava, con los que me iba peleando. Una vez que empezó el partido nos fuimos distendiendo un poco. Ahí vino el primer gol con la pelota naranja y salí a gritarlo con todo, mirando un poco a la gente de Boca. En el segundo tiempo ya se jugaba con una pelota blanca y negra, viene un tiro libre para nosotros y Claudio Morresi me dice que lo pateaba él, pero le dije: “Éste lo pateo yo”. Claudio entendió, por suerte. Salí a gritar el segundo gol de cara a la gente de Boca, pero mirando la segunda y tercera bandeja, donde estaban los hinchas de River. Me tiraron de todo, pero se ve que no tienen buena puntería.
-¿Sentís que fue el partido más emocionante que viviste?
-Es algo muy importante, ganar en cancha de Boca y dar la vuelta olímpica. Tuvo un montón de condimentos, como jugar con una pelota naranja, además convertí los dos goles. Pero me tocaron muchas buenas. La verdad es que soy un agradecido, ganamos la primera Libertadores contra el América de Cali, el Campeonato del Mundo. Muchísimas cosas buenas viví, por eso soy tan agradecido, y todo se lo dedico a mi familia, que es la familia riverplatense.
-Usás siempre la palabra ‘familia’ para referirte a la gente, ¿qué significa River en tu vida?
-Para mí, River es como haber nacido. Pero no futbolísticamente, es haber nacido como bebé, lo considero mi casa. Por eso todos los hinchas son parte de mi familia.
-Las preguntas de los hinchas en la transmisión en vivo por Facebook de La Página Millonaria:
-CHANCES EN LA COPA: “Las ilusiones no las pierdo nunca, esperemos que el equipo vuelva a ser el que ganó la anterior. A pesar de que muchos jugadores no pasan por su mejor momento, pero la esperanza siempre está”.
-EL APRECIO DE TODOS: “Todos los jugadores que sacaron una sonrisa a las personas en la cancha son queridos por todos, ya sea Maradona, Riquelme, Bochini, esos que hacían que la gente volviera a su casa comentando una jugada del partido, ahí está la verdad. El tipo que te tira un caño, un sombrero: el que inventa. El fútbol es para los que inventan, para los que piensan. Aunque me digan que en el fútbol está todo inventado, siempre va a haber una jugada con un efecto diferente, que la pelota viene de otra manera. Hay mucho para enseñarles a los chicos”.
-UN REFERENTE DEL PLANTEL: “Creo que D’Alessandro puede convertirse en referente. A lo mejor, le puede costar seis meses acomodarse al fútbol argentino. Pero nadie va a discutir que es un buen jugador”.
-EL PELÉ BLANCO: “Acá hay una confusión, porque siempre dijeron que me decían ese apodo por el gol que le hice a Santoro (NdeR: arquero de Independiente al que le tiró la pelota por un costado y lo gambeteó por el otro para reencontrarse con el balón y definir), un gol que nunca le pudo hacer Pelé. Pero no fue así. El que me puso Pelé Blanco fue el maestro Didí que me sacó de la Sexta División y me llevó a la Primera a jugar un amistoso en Chaco. Le dijo a un periodista de una revista de River: ‘Vas a ver al Pelé Blanco en Chaco’. Didí había jugado con Pelé cuando eran chicos”.
-EL PRESENTE DE RIVER EN EL TORNEO: “Mala suerte puede ser un partido, que la pelota no entra, que pega en el palo. Cuando pasan varios partidos sin poder ganar, no creo que se pueda hablar de mala suerte. Algunos jugadores no están pasando un buen momento, a lo mejor no entienden lo que quiere el técnico. También puede haber una equivocación del DT de ponerlos en lugares donde no rinden del todo. Son muchos los elementos”.
-EL REEMPLAZANTE DE BAROVERO: “A mí me gusta ‘Chiquito’ Romero, creo que tiene personalidad, aparte es un arquero de Selección Nacional. Pagaría un poco más, pero lo iría a buscar”.
-UN SALUDO A LOS HINCHAS: “Familia, quiero mandarles un abrazo. Les entregué el corazón, pero también me llevé el corazón de ustedes. Éste es un aniversario de un día magnífico para todos nosotros. Les repito lo mismo que dije el día que me retiraba: los quiero y los quiero mucho”.
+ Así fue la transmisión en vivo, con un final impresionante:
Participá de la charla EN VIVO con el Beto Alonso, recordando el 30 aniversario de la vuelta olímpica en la Bombonera y la “Pelota Naranja”. ¡Dejá tu pregunta!
+ LA CAMISETA: con historia y pasión.
+ HISTÓRICO: 3 décadas después.
+ VITRINA: El Beto nos abrió la puerta de su casa por segunda vez.
+ RANKING: Alonso presente en los máximos verdugos de Boca.