Gonzalo Martínez confesó que en su infancia era fanático del Más Grande. “Me acuerdo de unos botines que salieron con el escudo de River y a mí me encantaban”, aseguró.
El Pity se fue ganando el cariño de la gente de a poco. Le costó, porque los primeros meses del jugador vistiendo el manto sagrado no fueron los más felices. Sin embargo, con el paso del tiempo, logró alcanzar ese nivel que le permitió arribar a Núñez. “Nunca se me cruzó por la cabeza irme de River. Primero, porque quería dar vuelta la situación y, segundo, porque en ningún otro lugar voy a estar mejor que acá, sabía que tenía que aprovechar todo lo que me brindaban acá para darlo vuelta”, aseguró el volante en diálogo con El Gráfico.
“Ya me puedo morir tranquilo, ¿qué más puedo pedir?”, le dijo el papá del Pity a sus hermanas, cuando River ganó la Libertadores 2015.
Pero, por otra parte, hay un dato que es tan importante como emotivo. No sólo el orgullo futbolístico fue partícipe en la constante intención del Pity por ganarse un lugar en River. También, hubo un factor determinante que tiene que ver con el corazón. Sí, es hincha del Más Grande. O al menos lo fue en su infancia. “De chico yo era de River, por mi viejo”, confesó.
A los botines los cuidé como oro. Los usaba un rato y los guardaba.
La infancia de Martínez estuvo teñida por los colores rojos y blancos. No ocultaba su fanatismo por River, y esta anécdota es una prueba irrefutable de ello: “Me acuerdo de unos botines adidas, que encima habían salido con el escudo de River en la lengüeta, y a mí me encantaban. Pobre mi vieja y mi abuela, las hice endeudar bastante por esos botines. No se los pedí, pero ellas sabían que me encantaban, porque de chico jugaba con lo que podía. Ese fue el único botín adidas que tuve de chico hasta las inferiores de Huracán. Íbamos a muchos torneos cuando era pibe”.
“Vinimos con cuatro chicos que se destacaban a probarnos a varios clubes: River, Lanús, Boca, Racing, Banfield. En River me vieron bien, el técnico me dijo que había quedado. Yo estaba re contento, pero volvimos a Mendoza y no me llamaban y después me enteré de que habían pedido mucha plata y River dijo que no. Después de tantas pruebas y al no concretarse nada, le dije a mi viejo que no quería saber más nada, que me quedaba allá jugando con amigos”, contó el Pity, dejando explícita la frustración que sintió al recibir la negativa.
También, ya como futbolista profesional, confesó que se entristeció cuando no se dio su llegada a River, allá por el 2014, año en que Gallardo asumió como entrenador: “Me puse mal cuando no se dio el pase a River, pero la decisión de Nadur (presidente de Huracán) fue la correcta, había que subir o subir (el Globo buscaba ascender a Primera). Rogaba para que Gallardo insistiera a los seis meses, sabía que dependía de mí también, tenía que seguir andando bien”. Y sí, Napoleón te llamó y estás en el club al que le tenés cariño, Pity.
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