Decidí esperar un día para escribir esto porque el que se enoja, pierde, y estaba un poco enojado. Lo malo es que ya habíamos perdido antes de que me enojara, pero siempre se puede perder un poco más. Yo lo sé, todos lo sabemos. Aquí, entonces, ya más tranquilo, después de pensar un rato, algunas consideraciones.

No volví a ver el partido del domingo, nunca lo hago cuando una derrota duele, pero sí lo repasé varias veces en la memoria. Y llegué a la extraña conclusión de que me gustó bastante lo que hizo el equipo. Me sorprendí un poco a mí mismo pensando así, y me agradó concluir eso. Y esto no tiene nada que ver con conformismo, porque cualquier derrota duele y hasta tal vez duela más cuanto mejor juegue River. Me alegré porque me sentí un poco más curtido, porque recapitulando realmente vi a un River que superó a su oponente en juego y también en actitud. Me pasó que tuve ganas de buscarle un motivo al resultado para descargar la bronca y chocarme siempre con la mala leche. Con los cuarenta y ocho goles que River se perdió abajo del arco y con esa salida en falso de Batalla que fue un error de la matrix y nunca debió haber sucedido. Después, es evidente que el cambio de Rossi por D’Alessandro, el mejor jugador de la cancha hasta ese momento, le dio al rival una información acaso innecesaria (que River quería que se terminara el partido y se le podía hacer de goma el paso de los minutos) y en un momento acaso inapropiado (River lo tenía contra las cuerdas a Boca: ellos sacaban desde el arco y en medio segundo el equipo recuperaba la posesión e íbamos al frente para liquidarlo). Pero Gallardo fue lógico con lo que piensa y con lo que venía haciendo durante este semestre: gestionar la calidad del 22, no tirar de la cuerda a un tipo de 35 años, y menos con una final cuatro días por delante. El tema estuvo, tal vez, en quién fue el que entró por D’Alessandro. Pero de todas maneras no creo que River haya perdido exclusivamente por esa variante que, sí, le sacó pase corto al equipo, lo partió en dos pedazos, pero un cambio que en definitiva no marró tantos goles en el área chica rival ni regaló uno en contra.

Me da un poco de tristeza leer y escuchar que muchas críticas van orientadas en términos de la continuidad de Gallardo. Y también me da tristeza que el propio Muñeco se prenda en ésa, que mande un mensaje a través de su estado de WhatsApp pidiendo memoria por todo lo que ganó más allá de un mal resultado como el del domingo, que la derrota no tape el bosque de títulos que se ganaron bajo su gestión. No, Muñeco, no hace falta ponerse a esa altura ni siquiera con esa sutileza. ¿Puede haber un hincha de River que no le reconozca a Gallardo todo lo que ganó? Yo conozco a algunos que creen que su ciclo está cumplido y que lo consideran el mejor entrenador de la historia del club. Por supuesto, yo no pienso así. Es verdad que hace rato que el equipo no juega como al principio, que hubo muchas jugadas en los mercados de pases que salieron muy mal, muy pero muy mal, pero el tipo se pone un objetivo y lo cumple casi siempre. Y haciendo todo mal no se llegan a ocho finales, no se elimina dos veces seguidas a Boca de copas internacionales, no jugás un partido contra el Barcelona de Messi para definir quién es el mejor del mundo. Son demasiadas las cosas que hizo bien Gallardo como para discutirlo en esos términos. El jueves veremos al equipo definir una Copa que era de antemano el gran objetivo del semestre no sólo para River sino para muchos clubes más, y todos sabemos cuáles son esos otros clubes. Y el tipo puede ganarla o perderla, pero llegó a la final. Y merecidamente. Y entiendo a los que creen que el ciclo de Gallardo está cumplido por una cuestión de desgaste porque creo que el propio Muñeco lo dice, o se muere por decirlo, y cada vez que puede en las últimas semanas hace balances mirando hacia atrás, y confiesa que nunca es bueno estar siempre en el mismo lugar, y remarca una y otra vez sus dos años y medio como si se preparara para dar una mala noticia. Pero ahora bien, imaginen que se vaya este técnico: ¿hay alguno mejor disponible para traer? Sinceramente, yo creo que no. Y es imposible no bancarlo, incluso cuando le critico y le seguiré criticando varias cosas. ¿Cómo no vas a querer ver a Gallardo sentado ahí, en el banco? Es momento de apoyar y de confiar en este cuerpo técnico y en estos jugadores, que este jueves hay una final. Si la ganamos, el partido del domingo pasado pasará al océano de estadísticas que no tienen lugar en las vitrinas de ningún club. Aunque ellos lo celebren como un título: cómo no lo van a hacer si lo único que festejaron en el año fue la Copa Davis.

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