Al igual que ocurrió con Lucas Alario en el 2015, Marcelo Gallardo apostó por un delantero debutante para la Copa Libertadores. Tiró a la cancha desde el inicio a Braian Romero, quien había firmado su llegada hace solamente una semana, y el delantero devolvió la confianza del entrenador con una actuación muy correcta, donde participó en varias situaciones de gol del equipo.

Su rendimiento fue de mayor a menor, a tono con lo que fue River en el partido. Su arranque fue avasallante,, con buenas participaciones aguantando de espaldas, y en la primera que recibió de frente desde un gran pase de Paulo Díaz, se metió en el área con una gambeta, no claudicó ante un agarrón y siguió adelante, y asistió de manera magnífica a Suárez para abrir el partido.

Esa jugada le dio confianza y a los pocos minutos volvió a posicionarse bien en el vértice derecho del área para aistir nuevamente a su compañero de ataque, que en esa ocasión definió al bulto del arquero. Se ubicó preferentemente entre los centrales, como un típico nueve de área, pero se lo vio barriendo varios sectores del frente de ataque en jugadas puntuales. Tuvo dos situaciones de atque que fueron aisladas, un cabezazo debil en el primer tiempo, y un remato levemente desviado por arriba del travesaño en el complemento.}

En el segundo tiempo se pinchó un poco a tono con el equipo, y fue reemplazado por Federico Girotti cuando faltaban 20 minutos. Tuvo muy pocas participaciones con la pelota en ese complementoya que el fútbol de River quedó enmarañado en la mitad de la cancha y nunca pudo desatar los nudos presentados por el rival en . Pero lo más importante es que Romero mostró personalidad y prestancia para asumir el debut y para demostrar que tiene condiciones para vestir el escudo más importante del país.