Luego de un comienzo con rendimientos bajos, el lateral creció poco a poco hasta transformarse en un reemplazo sumamente válido para la inminente partida de Vangioni.

Tres millones de dólares y el préstamo sin cargo de Lucas Boyé. River acordó esa fortuna con Newell’s Old Boys para incorporar a Milton Casco, sumamente solicitado por Marcelo Gallardo. Fue tan esperado por el Muñeco que debutó nada menos que en un Superclásico oficial. Pero en ese partido y la gran mayoría de los posteriores su nivel dejó mucho que desear. Endeble para la marca, sin peso suficiente cada vez que pasaba al ataque, iba en camino a ser una de las peores compras del Más Grande en los últimos tiempos.

Sin embargo, todo cambió. Mientras River todavía se lamenta por haber quedado fuera de competencia varias semanas antes en este semestre, Casco marca un contraste. Su desempeño mejoró considerablemente y, más allá del compromiso acompañada por garra que exhibe en cada acción, también aporta en la resolución: participó en tres de los cinco goles recientes del equipo, debido a que fue víctima de un penal y también intervino en las dos conquistas más inmediata de Lucas Alario. Incluso, se dio el gusto de gritar por primera vez con el manto sagrado, debido a que señaló un tanto el 9 de abril pasado, frente a Sarmiento.

Con la partida inminente de Leonel Vangioni a Europa, seguramente para defender los colores del Milan, Casco recuperó el terreno suficiente para ocupar la banda izquierda de la última línea. Si bien es cierto que el perfil invertido -es diestro- en muchas ocasiones representa un riesgo, creció bastante y actualmente aprendió a maquillar diferentes circunstancias difíciles. Además, elevó su precisión en los pases y entendió de qué forma avanzar con criterio, sin ofrecer las ventajas que concedía antes. Así cambió murmullos por aplausos. ¡Bienvenido sea, Milton!

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