A lo largo de toda la llave con Palmeiras, tanto en el partido de ida como en la vuelta, Marcelo Gallardo probó una gran cantidad de esquemas y jugadores para encontrarle la vuelta al equipo brasileño. Sin embargo, fueron muy pocos los que realmente entendieron cómo jugar este tipo de partidos, analizando el rendimiento jugador por jugador en cada encuentro.

Desde la actitud, las ganas y la entrega en cada pelota ante un rival superior, Gallardo se quedó con sensaciones positivas alrededor de un grupo de cinco futbolistas: Lucas Martínez Quarta, Lautaro Rivero, Maximiliano Salas, Juan Portillo y, en menor medida, Santiago Lencina.

Portillo se ganó un lugar en el once. (Getty)

Juan Portillo, Martínez Quarta y Lautaro Rivero: los grandes ganadores

Si bien los dos defensores del Millonario cometieron errores en los goles de Palmeiras, distracciones que Gallardo considera fatales, podría decirse que se ganaron ser la dupla central de River al menos hasta fin de año. Con trabajo, el entrenador puede encontrar una solidez que hace tiempo no tenía.

Firmes en el mano a mano, los dos centrales dieron un paso al frente cuando el equipo más lo necesitaba para buscar una remontada que nunca terminó de llegar. Por ahora, aventajan a Paulo Díaz en la consideración del DT.

Martínez Quarta tuvo un buen nivel en toda la llave. (Getty)

El caso de Juan Carlos Portillo también es para destacar. El jugador que llegó en este mercado demostró, tanto en la ida como en la vuelta, que su fútbol puede ser determinante para River. En Brasil, su salida se notó demasiado.

Maxi Salas y una confirmación de cuál es el camino

Algo similar a lo de los centrales se vio con Maximiliano Salas, aunque en su caso ya se sostiene en el tiempo. Desde que llegó a River se puso el equipo al hombro y su actuación en la vuelta ratifica que Gallardo debe fundar las nuevas bases sobre su espalda.

Salas volvió a ser el alma de River. (Getty)

Santiago Lencina: una reaparición muy esperada

Así como lo hizo en sus primeros partidos en Primera, Santiago Lencina le demostró a Gallardo que tiene mucho para darle a River. Pese a venir de un bache que lo hizo perder rodaje, el aporte que brindó en Brasil desde la predisposición, la búsqueda y la creatividad lo convierten en acreedor, al menos, de una nueva oportunidad como titular.

Su juego hizo recordar lo que ofrecía el viejo Nacho Fernández, aquel que fue clave en 2018: un volante interno con sacrificio en la marca y, al mismo tiempo, creatividad y técnica para jugar.

Acuña y Montiel: irregulares pero fiables

Finalmente, aunque no tuvieron su mejor llave, hay que destacar el trabajo de los laterales de River. Dos futbolistas que deben controlar su temperamento para no salirse de las casillas y evitar escándalos como el del final del partido, pero que, desde su constante hambre de ganar, tratan de empujar al equipo en todo momento.