Luego de ser eliminado en la Copa Libertadores, quedar afuera de la clasificación anual a la fase de grupos para la edición 2026, perder el último Superclásico por dos goles de diferencia y haber quedado eliminado de la Copa Argentina frente a Independiente Rivadavia, River tiene realizar cambios muy profundos de cara al año entrante. A continuación, un análisis exhaustivo de lo que debe modificarse en Nuñez.
Por eso, luego de analizar a fondo el plantel, ver qué necesitamos y qué no, junto a los rendimientos individuales, tenemos una opinión formada sobre la construcción y la planificación para el año que viene. Pero antes, hagamos un repaso futbolístico de lo que fue el equipo de Gallardo este año, marcando principalmente los errores.
Cómo jugó River en el 2025
El plan de juego del equipo fue muy improductivo y con muchos huecos que analizaremos en detalle más abajo. Vamos a tocar punto por punto cada situación del equipo que se repitió a lo largo del año y, al final de la nota, podés comentar qué deficiencia faltó marcar y qué virtudes se podrían destacar a pesar del pésimo año.
Jugadores separados entre sí
Este es sin dudas uno de los problemas más grandes del equipo, ya que afecta a dos fases del juego muy importantes y además fue un aspecto que se sostuvo en casi todos los partidos importantes. En la salida desde el fondo imposibilita la combinación y el juego de pases, obligando a dividir la pelota.
El hecho de que los jugadores estén separados entre sí afecta también a la recuperación tras pérdida, principalmente a defender espacios amplios. Cuanto más separadas estén las líneas, más difícil es ser compacto como equipo, cerrar los carriles y llegar a tiempo en cada bloqueo.
Atacar espacios
No está mal crear chances aprovechando los espacios y transiciones, pero si es tu principal y única fuente para generar peligro, no es algo positivo. Giuliano Galoppo y Maxi Salas son dos refuerzos claros para esto: aprovechar espacios dentro del carril rival con o sin pelota y atacar espacios dentro del área.
Repetimos: no está mal aprovechar situaciones de transición defensa-ataque, pero River debe sser más flexible y versatil a la hora de atacar. No se puede depender exclusivamente de corredores o de lanzamientos largos que ganen la espalda al rival, eso no es fructífero a largo plazo.
Lateralizaciones
Algo similar a lo que sucedió con los espacios: excederse en la amplitud que brindan los laterales, lanzar desde el fondo y descartar el mediocampo. Esto pasa siempre cuando Acuña y Montiel están presentes como los laterales titulares del equipo, aunque también lo hemos visto con Fabricio Bustos.
El juego por banda puede ser muy predecible y también genera un descuido en el carril interno y en la espalda del lateral cuando se pierde la pelota. Si bien es excelente aprovechar la proyección de los laterales, no hay que dejar de priorizar el mediocampo y la creación desde ahí.
Saltarse el mediocampo
A lo largo del repaso vimos cómo casi todas las chances que pudimos crear tuvieron poca o nula injerencia del mediocampo. Todo por la distancia entre jugadores, el exceso de proyecciones laterales y el constante ataque a los espacios, algo que premia el juego directo y no mantener el control.
Mercado de pases
La inversión en zonas puntuales de la cancha como el mediocampo, será fundamental y, al mismo tiempo, puede dejarlo expuesto a River en las competiciones —algo que ya pasó—. Debería ser prioridad buscar futbolistas con nivel para jugar en River, con un rango etario no superior a los 31-32 años y con una vigencia considerable.
Dirección deportiva
Contar con un equipo de scouting y reclutamiento que se encargue del armado sería ideal, principalmente para elegir a los jugadores y perfiles adecuados. Además, Gallardo no debería manejar el armado del plantel al 100%, algo que este año no le resultó del todo positivo.
Reducción de masa salarial
Un desprendimiento de jugadores claramente prescindibles le vendría de maravillas a River, ya sea por edad y/o bajos rendimientos. Algo que estuvo muy presente este año. No hace falta mencionar nombres propios porque, salvo alguna diferencia puntual, la mayoría seguro esté de acuerdo con los jugadores que deben marcharse.
