Armani; Montiel, Maidana, Pinola, Casco; I. Fernández, Enzo Pérez, Ponzio, Palacios, Martínez; Pratto. Ese once de memoria que salió a la cancha el 9/12/18 en la capital española nos sigue provocando piel de gallina en su máxima expresión, y más en días como hoy cuando cuatro de esos titulares dejarán definitivamente de ponerse la camiseta de River.
Las salidas tan esperables por el maldito paso del tiempo como nostálgicas por los recuerdos de Enzo, Nacho, Milton y Pity que se dieron este jueves por decisión de Marcelo Gallardo provocan que obligatoriamente nos detengamos a pensar en no dejarnos llevar por impulsos de sus últimas fotos en el club para despedirlos, sino corrernos del eje actual y traspasar la lectura hacia un mapa más justo y completo que incluso va mucho más allá de Madrid.
A vos, Enzo. El que jugó con el amor por el escudo del primer día hasta el último incluso atajando. El que no fue el máximo responsable de haber jugado más minutos de lo que debió haber estado en cancha en esta última etapa, y que fue el último de los culpables del hecho que ninguno de sus compañeros de puesto haya estado a la altura de las circunstancias. Y el que, jugando bien o mal, siempre fue un gran capitán para el plantel asumiendo las responsabilidades.
A vos, Nacho. Que pese a que hayas tenido un muy flojo segundo ciclo en el club nadie podrá olvidar que fuiste uno de los estandartes futbolísticos supremos en los clásicos más determinantes de toda la historia, y en muchísimos pasajes de aquellos años gloriosos entre 2017 y 2019. Y el que a pesar que en el último tiempo no pudo consolidarse nunca, jamás se escondió a la hora de pedir la pelota e intentar siempre para adelante.
A vos, Milton. Guerrero de cientos y cientos de batallas. Estar diez años sin interrupciones en River sin haber nacido en el club es un logro para pocos elegidos, y vos lo conseguiste a base de humildad, esfuerzo y oportunismo, bancándote las críticas de las primeras épocas sin claudicar, y convirtiéndote ni más ni menos que el futbolista con más presencias en cancha en la época más recordada de la historia del club.
Y a vos, Pity. Y esas malditas lesiones que no te dejaron despedirte de la manera que merecías. Pese a que nos ilusionaste a todos con esos chispazos de gran fútbol a fines del 2024 donde entrabas unos pocos minutos y marcabas la diferencia, todo después fue cuesta arriba y se hizo imposible sostenerte. Pero nunca vamos a olvidar que fuiste uno de los tres jugadores que mejor jugaron contra Boca junto con el Beto y el Burrito, y que tu oportunismo disfrazado de locura quedará por siempre en nuestros corazones.
Memoria y agradecimiento eterno, por sobre todas las cosas, para cada uno de ustedes. Porque lo merecen de pies a cabeza. Porque los que disfrutamos cada momento de sus grandes épocas no vamos a borrar con el codo lo que ustedes escribieron con sus talentos y corazones dentro de la cancha para regalarnos la alegría máxima. Porque es cierto que hay que saber decir basta y mirar para adelante, pero también es nuestra obligación ponderarlos en el escalón de la gloria que cada uno merece.
Hoy dejarán de ponerse la camiseta, y al mismo tiempo pasarán a ser inmortalizados para las generaciones actuales y todas las que se vienen. Nunca los vamos a olvidar, mucho más allá de mencionarlos cada vez que nombremos de memoria aquella formación histórica que bañará de oro sus apellidos de por vida. Pase lo que pase serán héroes. Para toda la vida.
