River pisó fuerte en La Plata y consiguió una victoria necesaria y merecida. Ganó su duelo ante Gimnasia mostrando esa autoridad futbolística que le venimos reclamando a lo largo de todo el año. El equipo fue serio en el primer tiempo. Jugó concentrado, metido, generando pocas llegadas pero sin regalar nada. En el complemento se transformó. Fue un equipo mas práctico, vistoso y contundente que superó claramente y sin dificultades a su rival.
Ganar siempre es importante pero no es lo único. Que esa victoria tenga como respaldo argumentos futbolísticos sólidos es lo que mas conforme nos deja. Siempre lo decimos y diremos. Nos importan (y mucho) las maneras. Las formas en las cuales se obtiene el resultado. Sólo somos partidarios del “Ganar como sea” en esos partidos trascendentales y decisivos que no dan revancha. En todos los demás queremos triunfar pero por causalidad y no casualidad. Son palabras que a golpe rápido de vista se ven parecidas.
Fonéticamente suenan distintas pero al escribirlas la diferencia es menor, solo hay cambiar de lugar la u y la s. En el plano deportivo es una diferencia mucho más significativa. El mejor ejemplo de esto es justamente el encuentro frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata. Y ahora voy apelar a su sinceridad riverplatense. Al finalizar los primeros 45 minutos todos nos fuimos al descanso contentos por ganar y nada más. Muy diferente fue la sensación que tuvimos al terminar el partido. Ahí estábamos contentos por el resultado pero también porque pudimos ver un River que se pareció mucho más a lo que pretendemos.
Ese segundo tiempo nos devolvió por un rato la sonrisa. Vimos un equipo práctico, ágil, que posiblemente prescindió de esa tenencia exclusiva de la pelota pero cuando la tenía la manejaba bien y con criterio de juego. Atacaba o contragolpeaba con esa linda sensación de que cada jugada podría terminar en gol. Era rápido. Tenía decisión. Sabía lo que quería y como hacerlo. Fue contundente. Sinceramente poder enumerar todas esas virtudes en este presente que nos mostraba a un River tan peleado con el arco, es la mejor de las noticias que podíamos recibir.
Se terminó la fuerte sequía con el arco rival y con goles de gran calibre
Aparecieron los goles y ese no es un detalle menor. Fueron 3 por primera vez en el año. Logró igualar la cantidad de goles convertidos con partidos disputados en el 2025. Anotó Sebastián Driussi para romper la pared de esa sequía que ya lo tenía preocupado a él y a nosotros. Vimos a Franco Mastantuono hacer ese gol en “Modo Messi” que siempre intenta y se le venía negando. El crack millonario hizo una obra de arte propia de su magnífico talento individual.
Y para que esta noche de reconciliación (ojalá definitiva) con el gol sea perfecta también volvió a marcar un volante. Rodrigo Aliendro con su aparición rompió una racha de varios partidos sin gritos de los mediocampistas y ahora se suma a Matias Rojas y Franco Mastantuono en la corta lista de volantes que festejaron en esta temporada. Es importante, casi fundamental diría, que esta lista empiece a crecer con nuevos apellidos que deben aportar esa cuota necesaria para que el equipo pueda soñar en grande.
Porque si de sueños hablamos, los que iniciamos allá por el mes de enero aún se mantienen. Quizás se han ido abollando un poquito durante el recorrido del camino pero aún están vigentes. Conquistar este título local y la 5ta Copa Libertadores siguen siendo los sueños de los cuales no nos hemos despertado, ni tampoco abandonado. Lo que para los hinchas son ilusiones, para los futbolistas y el Cuerpo Técnico deben transformarse en objetivos deportivos realizables. Bienvenido que para ellos tambien sean sus sueños, pero deberán darse cuenta que aún hay que afianzar un rendimiento individual y colectivo para poder hacerlos realidad. Que no se puede ir dando dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás permanentemente.
Es momento de encontrar y darle continuidad a los buenos partidos. Que a pesar de los tropiezos y golpes sucedidos en esta etapa, comprendan que todavía siguen intactas las posibilidades de ser campeón en Argentina y pelearla en serio en América. River está a tiempo de todo. Estos meses flojos que vivimos no condicionaron ninguna de sus metas. Aun las tiene a todas por delante. Solo tiene que ir por ellas con la autoridad y contundencia que mostró en la tarde de ayer en La Plata.
Valoremos la levantada del equipo
Entiendo que muchos analizarán esta victoria poniendo el ojo en el momento del rival. Y no está mal. La realidad indica que Gimnasia está fuera de los 8 equipos que clasifican y que no gana desde febrero. Que tiene a los jugadores y al DT cuestionados por su gente y que esta atravesando un mal momento futbolístico este año. Todas verdades sin discusión. Ahora con todo respeto por Gimnasia, ese es un problema de ellos y no de River. Si vamos a ser nosotros mismos quienes le bajemos el precio a esta muy buena victoria entonces estamos en el camino equivocado. Se realizó un partido para valorarlo y disfrutarlo. Desde hace un par de semanas vemos síntomas de mejoras en el equipo y este partido los confirma. No digo que River ya sea una maquina. De hecho entiendo que sigue lejos de ese ideal con el que todos nos identificamos. Si creo que debemos permitirnos disfrutar de una buena actuación. Que los reproches de viejos partidos en los que no se estuvo a la altura, no impidan reconocer lo bueno de ayer. Hay que ir apagando algunos enojos del pasado, para empezar a contagiarnos de energía positiva de cara a todo lo que se viene. Lo hecho, hecho está.
Ahora tenemos a la vuelta de la esquina el Superclásico ante Boca del 27 de abril, los Play Off del Torneo local donde el que pierde se va a casa y la definición del Grupo de la Libertadores buscando asegurar el pasaje a Octavos de Final. No es poca cosa lo que hay en disputa. Por eso hago un pequeño llamado a la reflexión. Se entiende la exigencia y la consideramos válida. Es lógica la decepción porque el acumulado es bravo. Se viene de un flojo 2024 y el 2025 no arrancó muy diferente.
Todo eso es cierto pero sepamos darnos cuenta cuando las cosas mejoran. No nos atemos a las opiniones de otros momentos si la situación comienza a cambiar. Ni tampoco anticipemos una crítica pensando en un futuro que no sabemos si va a suceder. No hablar bien de este periodo reciente del equipo por creer que ante otros rivales la historia puede ser complicada es un error. Se nota una levantada. Posiblemente sea leve pero es evidente. Debemos reconocerlo, especialmente cuando el equipo gana como nos gusta.
