River fue un caos táctico ante Palmeiras, al menos en los primeros 45 minutos. En el segundo tiempo también fue de un lado a otro, pero por lo menos mostró algo de ímpetu y aprovechó el cansancio de los jugadores brasileños. En el momento más caliente del partido, Marcelo Gallardo mandó a la cancha a Santiago Lencina y Miguel Borja, al mismo tiempo, para tratar de descontar en el resultado.

Lo que llamó mucho la atención no fue el cambio, porque Nacho Fernández no podía más y porque no paraban de llover centros que pedían la presencia del Colibrí en el área, sino el gesto y el contraste que mostraron los dos ingresados al costado de la línea de cal, minutos antes de entrar.

Mientras el colombiano se arrodillaba y alzaba las manos para realizar su tradicional rezo, Lencina, que terminó teniendo un muy buen ingreso, hizo gestos llamativos que no pasaron desapercibidos en la transmisión. Movimientos que son hasta lógicos por su corta edad y por el contexto picante de partido en el que le tocó ingresar.

Lencina y Borja al momento de ingresar ante Palmeiras.

Se llevó las manos a la cara tres veces, quizás como signo del nerviosismo que tenía antes de entrar, suspiró profundo, movió las rodillas de adelante hacia atrás y se hizo la señal de la cruz. El contexto en el que Gallardo lo mandó al campo de juego no era fácil, pero el pibe respondió y tuvo participación en los metros finales. De hecho, casi asiste a Borja en la jugada que hubiese sido el 2-2 y que por milímetros no entró.