Uno de los tantos aspectos que Marcelo Gallardo busca resolver en las próximas horas antes de que se oficialice su llegada a River es cómo va a estar conformado su cuerpo técnico. La intención del Muñeco es contar con el mismo equipo de trabajo que lo acompañó durante sus ocho años en el Millonario, aunque en las últimas horas habría recibido la negativa de uno de sus miembros.
Marcelo Tulbovitz, experimentado preparador físico uruguayo, se sumó a la estructura de trabajo del Muñeco a principios de 2018, es decir que permaneció durante cinco años en River. El Míster lo conocía de su paso por Nacional de Uruguay como futbolista y como DT y decidió incorporarlo al equipo de colaboradores.
Con Matías Biscay, Hernán Bujan y el PF Pablo Dolce prácticamente confirmados y a la espera de resolver al entrenador de arqueros (a César Zinelli se le podría llegar a sumar Marcelo Barovero), Gallardo podría tener que recurrir a un nuevo preparador físico ya que Tulbovitz está trabajando nuevamente en Nacional de Uruguay.
Según informó el periodista Sebastián Giovanelli, el Muñeco ya pensó en “repatriar” a Tulbovitz pero en principio su intención sería quedarse en el Bolso, donde forma parte del cuerpo técnico de Martín Lasarte desde mediados de junio. Es decir, hace poco más de un mes entró en funciones tras estar dos años parado.
Ojo, en abril de este año Tulbovitz había revelado en una entrevista con TNT Sports que “extraña el día a día de River” y que “fue hermoso haber estado en el club durante cinco años“. Así como ha hecho con muchos jugadores a lo largo de todos estos años, el Muñe quizás también tenga que apelar al operativo seducción con el preparador físico.
La dura historia de vida de Marcelo Tulbovitz
Detrás de su traje de preparador físico y toda su experiencia, Tulbovitz esconde una de las situaciones más dramáticas y angustiantes que puede vivir un ser humano: que un ser querido sea secuestrado. Su padre, Elías Tulbovitz, fue detenido en 1975 en épocas donde la dictadura reinaba en Uruguay. Él y su familia pasaron cuatro meses sin saber nada de su viejo.
Su madre se cansó de recorrer comisarias y cuarteles esperando poder encontrar a su pareja. Recién cinco años después, en 1981, fue liberado. “¿Viste la famosa frase que dice que en la vida no hay que ser rencoroso? Yo sí soy rencoroso. No me jacto de serlo, pero si me preguntás ‘¿sos rencoroso?’ Sí, soy. Por un montón de cosas de la vida. Honestamente eso no me lo saca nadie. Es el rencor del desarraigo, de romper familias, no hablo de la familia Tulbovitz, hablo de miles de familias uruguayas. Para mí no hay perdón. No hay olvido ni perdón“, recordó al respecto en una entrevista en 2016.