En River, decir 10 es decir Norberto “Beto” Alonso. Un apócope de un nombre que se volvió una entidad propia. Y un apellido que, asociado a Núñez, es leyenda. Un pibe que potreaba en Los Polvorines y llevó su magia al Monumental, dueño como casi ningún otro de la receta perfecta para arruinar la moral del rival de toda la vida, ante quien protagonizó el primer festejo de un título de River en el barrio de La Boca en aquella tarde inolvidable con la pelota naranja.
El Beto Alonso nació en el barrio bonaerense de Florida el 4 de enero de 1953. Tiene 71 años y una vida repleta de gloria con la camiseta Millonaria. También puso su nombre en lo más alto del Olympique de Marsella de Francia y de Vélez Sarsfield. Y es, claro, emblema de la Copa Libertadores e Intercontinental de 86 y campeón del mundo con la Selección Argentina que ganó la primera de las tres estrella de hoy, allá en 1978.
En diálogo con La Página Millonaria el Beto repasó su vida y su obra, desde su llegada a River a los 9 años, de la mano de Carlos Palomino, el delegado de las divisiones inferiores del club que se encargaba de organizar partidos en barrios en busca de talentos, hasta sus charlas de hoy con Martín Demichelis, la costumbre de ganarle a Boca, la pelota naranja, el futbolista con el que le hubiese gustado jugar, la Selección, Diego Maradona, Lionel Messi y mensaje al alma de los hinchas de River: “Gracias por todo ese amor, todo ese cariño, eso que cuando llego a la cancha a mí me hace sentir más que feliz y me hace ser un eterno agradecido”.