Gallardo tendrá que evaluar distintas variantes para lograr que el funcionamiento de River mejore y transmita mayor solidez con relación al Superclásico de ayer.
El análisis va más allá del marcador. Está claro que lo importante era al menos empatar como visitante. De ninguna manera representaba el resultado buscado originalmente, pero sí podía ser clave para permanecer en la punta y demostrar que sumar en La Bombonera era posible, pensando en la revancha copera del jueves 14 de mayo. Sin embargo, en tres minutos se derrumbó todo.
¿Por dónde pasa la principal preocupación? La defensa concedió varias facilidades. No transmitió una cuota de seguridad suficiente. Si bien es cierto que los goles locales llegaron cerca del cierre, la realidad indica que podrían haber aparecido en el primer tiempo. Emanuel Mammana cumplió en el costado, aunque exhibió falencias para cerrar, mientras que Leonel Vangioni exhibió un nivel alarmante, complicado de sostener. ¿La línea de tres? Una locura, sobre todo porque Boca utiliza tres delanteros.
Entonces, ante todo, ¿cómo conviene armar el fondo? ¿Hay que darle una chance nueva a Augusto Solari como lateral derecho, volver a poner a Camilo Mayada, ratificar a Mammana o ubicar a Jonatan Maidana? Cualquier elección no le hace sombra a Gabriel Mercado, pese a que el defensor tampoco atravesaba su mejor versión antes de sufrir una distensión. ¿Y en la banda izquierda? El Piri está completamente desconocido, ¿sería una locura que Ramiro Funes Mori blinde la zona?
Consultado al respecto sobre una serie de modificaciones en general, Marcelo Gallardo contestó: “Tampoco tenemos mucho para variar. No hay mucho recambio”. La respuesta, entre líneas, aparece como una preocupación. Tal vez lo más parejo fue el medio, amén de haber sido vulnerado cuando Rodolfo Arruabarrena puso a Cristian Pavón, Fernando Gago y Pablo Pérez. Por eso Carlos Sánchez, Matías Kranevitter y Ariel Rojas deberían seguir entre los once, sin descartar la inclusión de Leonardo Ponzio, cuya tarea fue indispensable en la Sudamericana.
Otro dilema surge en la parte ofensiva. ¿Teófilo Gutiérrez o Fernando Cavenaghi? Ninguno de los dos rindió. El colombiano generó peligro al aguantar la pelota y descargar, pero quedó en deuda en cuanto a su elaboración propia. El arco no existió. El Torito contó con pocos minutos, aunque mostró poco para justificar una posible titularidad, más allá de sus antecedentes que exigen un valor agregado. Rodrigo Mora sí es una fija.
Para la posición de enganche, ¿quién conviene? Sebastián Driussi fue irregular. Leonardo Pisculichi está muy bajo e incluso ni siquiera lastima con su pegada, recurso que podría ser útil aun cuando en el trámite carezca de protagonismo. Gonzalo Martínez seduce, teniendo en cuenta sus características, aunque para eso debe convencerse. Lo cierto es que el Muñeco tendrá que evaluar y, si el plazo pequeño se le permite, probar. De acá al jueves necesita pulir detalles. Tiene un laberinto técnico-táctico por delante.
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