Detrás del 4-5-1 con el que aparenta salir a la cancha, el equipo del Gallardo esconde una infinidad de variantes. El “desorden ordenado” al que apunta el Muñeco.
Hablar de una formación como si fuera la que se elige en la Play para hablar de este River carece de sentido. Si hay que parar un equipo en la cancha, sí, tenemos cuatro defensores, cinco volantes y un solo delantero. Pero todo cambia una vez que comienza a rodar la pelota.
En la defensa, los dos centrales suelen conservar su posición, siempre con la intención de asumir riesgos al marcar bien arriba. Los laterales, en cambio, dejan su “quintita”. No es extraño ver a Moreira desbordando en el área rival ni a Casco cerrado al medio buscando generar el desequilibrio que otorga un hombre extra. En el medio es donde se ve esta idea en su máxima expresión. Ponzio es el eje. Según las circunstancias del partido, el capitán puede salir a presionar arriba o meterse entre los centrales para abrir a los laterales. Rojas arranca como interior por su izquierda, pero no son pocas las veces que llega a desbordar por su carril. Habrá que ver como se integra Enzo Pérez, un jugador de gran manejo de pelota al que también le gusta llegar desde atrás y por sorpresa al área contraria.
El Pity tiene la función de desequilibrar. Arranca por un lado, pero va en busca del espacio donde pueda explotar su aceleración. Con un solo delantero de área, el objetivo será que juegue unos metros más adelantado, casi como un segundo punta. Su principal socio es Nacho Fernández, otro experto en aprovechar los espacios y capaz de adaptarse a distintos roles en el mediocampo.
Arriba, por lo menos frente a Guaraní, estará solo Alario. Será la referencia en el ataque, el hombre a buscar. Sin embargo, lejos de ser una “boya” quieta entre los centrales, el Pipa también tendrá la obligación de crear espacios bajando a pivotear o tirando diagonales para favorecer la llegada de los volantes.
Una las más grandes virtudes que ha mostrado el Muñeco en los tres años que lleva como DT del Millo ha sido su capacidad de reinventarse. No muchos la tienen y River la disfruta. Lo ha hecho en más de una oportunidad y lo volverá a hacer esta vez, con la ilusión de que estos nuevos cambios lo lleven a volver a levantar la Copa.
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