The River Plate bien podría haber sido el nombre de un poema de Wilde, Stevenson o Shakesperare. Aquellos brillos plateados sobre el río melena de león… ¿Qué significan literalmente? Todo un enigma. Sin embargo, aquellas cajas impresas que recogieron esos sacrificados darseneros de principios de siglo escondían su significado. De su interior surgió la magia y la emoción que convirtió a River en “el más grande” club de fútbol de la Argentina.
Dentro de esos leños había savia de cracks de la calidad más pura. Históricas piezas que armaron un rompecabezas de gloria futbolística. Una a una fueron surgiendo: “los taponazos” de Bernabé, la capacidad estratégica de Peuccelle, las manos de Amadeo, las piruetas de Loustau, la maestría de Pedernera, la estampa del Charro Moreno, el olfato de Angelito, la flecha de Di Stefáno, la voz de mando de Pipo Rossi, la picardía de Walter Gómez, las medias bajas del Cabezón Sívori, la inteligencia de Ermindo, la elegancia de Ramos Delgado, los piques del Pinino, el genio de Alonso, el sudor de Mostaza Merlo, el temperamento de Passarella, la conducción de Jota Jota, el quite mariscal de Perfumo, la libertad de Tarantinti, la gambeta de Ortiz, la bestialidad de Funes, la cintura de Orteguita, la astucia de Saviola, la velocidad de Ramón, la calidad de Enzo, la potencia de Salas, la rebeldía de Sorín, el GPS de Gallardo, la PC de Pablito Aimar, la presencia de Celso Ayala, la intuición de Cavenaghi y la elegancia de Trezeguet, entre otros.
River Plate, gloriosa revolución del alma, acá estamos de nuevo cara a cara festejando tu inmemorial creación. Acá estamos homenajeando a la pelota que se hizo nuestra rediviva Galatea. Ciento once años encerrados en el tiempo cronológico que no alcanzan para describir tu aparición mítica, atemporal, luminiscente. Hija de esos dioses marinos darseneros que descifraron el misterio de las letras y los maderos. No habrá resultados, catástrofes ni guerras intestinas que se interpongan en esta historia de pasión indestructible.
Hoy, a las vísperas de una batalla crucial del presente, sea cual fuere el resultado, nada cambia ni cambiará. Siempre será un partido desigual, ganado de antemano por el amor incondicional ante cualquier amor de mercado. Por todo esto, estamos aquí homenajeando tu indispensable existencia. Este pequeño fragmento de tu inmortalidad que nos ha tocado en suerte compartir.
“The River Plate”, inmensa síntesis de leyendas futboleras, mitología de goles y tribunas repletas. De un pasado fantástico e insondable y de futuro infinito del cual ya no seremos testigos carnales. Vendrán otras generaciones a decirte una y otra vez: ¡Feliz cumpleaños y gracias por el culto a la pelota, tu maravilloso enigma, Millo de mi vida!



