Los dirigentes identificaron al hincha que agredió al jugador de Godoy Cruz y en las próximas horas definirían su expulsión como socio del club. La intención es adoptar una medida tan fuerte como ejemplar para escaparle a la suspensión del estadio.
Pocas horas después de que el proyectil de madera pegara en la espalda de Leandro Grimi, Rodolfo D’Onofrio salió a declarar públicamente que sería “una lástima que 50.000 personas tengan que pagar por culpa de un imbécil” y así marcó el terreno desde el vamos.
River apeló a todos sus recursos para evitar que el Comité de Seguridad le imprima una
sanción drástica, pero al mismo tiempo se mostrará inflexible para con el hincha que rompió una de las butacas de la Sívori baja para arrojársela al grupo de jugadores de Godoy Cruz que celebraba la victoria agónica en pleno campo de juego del Monumental.
En ese sentido han trabajado los dirigentes durante toda la jornada del miércoles: por un lado, entablaron conversaciones con los encargados de Seguridad y se pusieron a disposición de la fiscal Cecilia Marta Amil Martínez, la encargada de realizar la inspección que se llevó a cabo ayer en Núñez.
Y por el otro, revisaron la grabación de las cámaras de seguridad del estadio para identificar al agresor con cada uno de los miles y miles de socios habilitados a ocupar la Sívori media y baja. Lo encontraron y lo citaron para que, tal como señala el estatuto, haga su descargo previo a lo que parece su expulsión ineludible como socio de River.
