Aunque el Muñeco no devela pistas en cada conferencia de prensa o entrevista, los indicios de cara al futuro son muy importantes. Lejos de observar únicamente el presente deportivo, desea consolidar a las Divisiones Inferiores de River y lograr que el club siga creciendo.

Marcelo Gallardo se ganó un lugar de privilegio en la historia dorada de River. Multicampeón como jugador y técnico, conoce en detalle lo que representa el manto sagrado porque desde chico empezó a transitar el anillo del Monumental, acompañado de esa filosofía que excede resultados. Si bien ya sabe el sitio que ocupa gracias a tantos logros y el cariño incondicional de la gran mayoría de los hinchas, el Muñeco desea que su obra trascienda, que vaya más allá de su presencia o no como DT.

Con un contrato vigente hasta el próximo 31 de diciembre, Napoleón todavía no conversó sobre su futuro, pese a que ayer mantuvo una reunión con Rodolfo D’Onofrio. Sin embargo, a medida que pasan los días, crece la ilusión acerca de su continuidad. ¿A qué se debe esa expectativa? No sólo a que ningún indicio dice que se va, sino también a los jugadores que pidió en su momento (Marcelo Saracchi y Nicolás De La Cruz, ejemplos concretos de jóvenes que pueden dar un salto de calidad una vez asentados en el fútbol argentino) y al interés de fortalecer las Divisiones Inferiores.

Gallardo considera que la institución de Núñez tiene que potenciar la formación de sus chicos, especialmente aquellos que poco a poco se acercan a Primera. Su idea es conseguir una misma línea de trabajo, como sucede con la Reserva, mejorar la alimentación e inculcarle a los pibes la responsabilidad que implica la banda roja. Aunque en Fútbol Amateur se viene realizando un seguimiento pormenorizado, el entrenador nacido en Merlo, provincia de Buenos Aires, pretende que los frutos se vean en Primera, esté o no al frente del plantel profesional, dato nada menor y que resume su mirada pensando en el bien del Más Grande. Desde ya, necesita el respaldo y el compromiso de la dirigencia que esté.

El sentimiento de Gallardo hacia River es enorme. Queda en evidencia cuando habla de la camiseta, los hinchas y hasta hay pruebas propias de un fundamentalista de los colores: hace dos años, cuando le propusieron plotear el túnel con el escudo del club en el suelo y los escalones, el técnico rechazó de manera contundente la propuesta. “El escudo no se pisa”, palabras más, palabras menos, fue su negativa, según supo La Página Millonaria. Una muestra desconocida públicamente -a Marcelo la demagogia no le gusta-, pero que sirve como ejemplo de su amor. Ese amor que el mundo River desea prolongar con un vínculo extenso.

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