Pedimos que se quede por sus rodillas peladas, por sus tobillos raspados, sus canilleras rotas, sus ligamentos de goma, sus hombros de acero, su corazón de amianto, sus pulmones de búfalo, su mente inquebrantable, su voz segura y mansa.
A grito pelado, pedimos que se quede porque volvió para ser muchas veces “Almeyda contra el mundo”. Porque le queda cuerda en el carretel para aceptar el desafío de disfrutar también de las “buenas”. Porque desaparecieron los periodistas que dudaban de él, los hinchas rivales que se mofaban por su edad. Porque sin tener el magnetismo o el carisma de los talentosos, hoy alcanzó el reconocimiento de los máximos ídolos del plantel.
Todavía resuena el grito de “Pelaaado, Pelaaado”, ahí nomás pegadito al “Orteee”, que baja de todo el estadio cuando el Millo sale a la cancha. Almeyda volvió para ponerse el equipo al hombro como en sus mejores épocas Porque aquel pibe de Azul, Matías Coraje. Hoy es el hombre, Matías “Jesus” Almeyda que retornó al fútbol a los 35 años, en el momento en que había que cargar con la cruz de un equipo “vencido” por innumerables motivos y él lo cargó de fe. Y si además cada vez se lo ve más seguro con la pelota, capaz de desdoblarse como cinco o como líbero.
Si entiende tanto lo que es el anticipo como los relevos, estamos en presencia de un líder. ¿Cómo no vamos a pedir que se quede? Es que además lo queremos tanto como el primer día que lo vimos en la histórica foto de aquellos chiquilines del semillero junto a Davicce. Igual que su noche consagratoria de aquel golazo a la “U” de Chile en las semifinales de la Copa Libertadores ganada en el 96, o cada vez que lo vimos dejando el alma con la celeste y blanca. Pedimos que se quede. Somos 100.000 ó más, 1.000.000 si es necesario para emitir nuestro voto. Plebiscitamos su continuidad. Por sus ganas, por su sangre, por lo que pone y lo que transpira. Porque el Pelado derrama gotas de sudor rojas y blancas.
SUMATE A LA MOVIDA PARA QUE ALMEYDA SE QUEDE DESPUES DE JUNIO
