Entre las incoherencias y la mediocridad de los planteos de Juan José López, la liviandad con la que algunos jugadores han afrontado este compromiso y el silencio e inacción dirigencial, el panorama es el peor que hubiéramos imaginado. River ha tocado fondo nuevamente y sólo nos podemos aferrar a un milagro. El peor rival de River sigue siendo River.
En el Sur, River salió otra vez a especular cuando había que salir a ganar y se llevó lo que aparentemente el técnico fue a buscar: un empate. Igualdad que a esta altura de nada sirve y deja a River nuevamente al borde de la Promoción. Porque este equipo no parece apto para ganarle a nadie. Porque el técnico es cada vez más incoherente con sus decisiones, y sus cambios, y porque definitivamente no le encuentra la vuelta al equipo. Y eso se transmite al campo de juego: a excepción de Almeyda y su fiereza incansable, y de los tres del fondo que se limitan a sus responsabilidades defensivas, el resto pareció estar jugando un picado entre amigos.
Con el escenario actual, sólo un milagro puede salvar a River. Todos esperamos y confiamos en que ese milagro se dé. Que los jugadores de Quilmes hagan el trabajo que River y su técnico hoy no pueden hacer. Pero si eso ocurre, no nos olvidaremos de este equipo amarrete y de este técnico mediocre, que traicionando a la historia de River lo ha mostrado ante todo el fútbol argentino como un equipo cobarde, incapaz de ir a buscar un partido en el peor momento de la historia futbolística del club.
El hincha de River, que se ha cansado de abarrotar cuanto estadio tuvo que visitar, el socio que de manera record se acercó y aportó como nunca a través de su cuota social a las arcas del club, merecen una explicación por parte del presidente. No nos olvidamos de la pesada herencia de José María Aguilar y el daño hecho, pero es hora de dejar de escudarse en el pasado y de afrontar el presente. Confiamos en que el actual presidente del club está esperando a que el milagro ocurra, para que una vez superada esta insoportable y apremiante situación le hable al hincha de River. Le cuente todas las verdades que dijo que iba a contar. Para así saber de una vez por todas cuál es el proyecto y cuáles han sido las conclusiones de la tan ansiada auditoría que el hincha de River espera desde el inicio de su gestión.
Pero no es hora de adelantarse, ahora sólo nos queda aferrarnos al milagro. Porque River, así como está, no puede ganarle a nadie.
