Con una extraordinaria palomita de Lucas Alario, River logró ponerse en ventaja para empezar a imaginarse la foto de campeón. Más tarde llegaron los tantos de Carlos Sánchez y Ramiro Funes Mori para que el sueño de la Libertadores se convierta en una realidad.
Fue un desahogo Monumental. Una locura que traspasó barreras y que se escuchó en cada rincón del planeta. River no hacía pie en su cancha y Tigres lograba avanzar al área de Marcelo Barovero.
No obstante, apareció -nuevamente- Alario, que volvió a convertir otro gol importante para la historia del Millonario. Transcurrían 44 minutos de la primera parte cuando Leonel Vangioni fabricó una espectacular jugada individual y levantó la cabeza para poner un fantástico centro en la cabeza del santafesino.
Ya en la segunda mitad, a Sánchez le hicieron un claro foul dentro del área de Nahuel Guzmán y, al igual que contra Boca, tomó la pelota para poner el segundo y empezar a imaginarse la foto acariciando la Copa Libertadores.
Pero no todo terminó ahí. Porque Funes Mori volvió a aparecer con un mágico cabezazo que volvió a inflar las redes del arco mexicano. Fue entonces cuando el diluvio de la noche se convirtió en el llanto de millones de fanáticos riverplatenses y claro, en el llanto del eterno rival. River volvió a ser River, ganando, gustando y goleando. Sí, en la final de la Copa. ¡No , Millonario, que todavía hay que salir a festejar!
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