El 17 de abril de 1975, River derrotó a Boca en la Bombonera por dos a uno y, además de conseguir un vital triunfo en su carrera hacia el título de campeón que se negaba desde 1957, logró ganar en el feudo del eterno rival tras nueve años sin conseguirlo. Los goles del Puma Morete y el Beto Alonso y las atajadas del Pato Fillol fueron determinantes para conseguir un triunfo histórico.
En el Metropolitano 1975, el River de Angelito Labruna era sensación en todo el país. La hinchada reventaba las canchas, mientras que el equipo no se cansaba de ganar. Hasta la fecha 13 logró mantener el invicto con once victorias y tan sólo dos empates, ante los conjuntos de La Plata. Pero la imbatibilidad se perdió en el Monumental el 13 de abril por la 14ª fecha ante Newell’s, que goleó por cuatro a uno, con goles de Zanabria, Valdano, Sperandío y Salas, descontando JJ López para los millonarios. Sin embargo, la revancha iba a llegar pronto y en el escenario más deseado, pues en la fecha entre semana llegaba nada menos que el superclásico, que en aquella época se lo conocía como “El clásico de los clásicos”.
River llegaba a la Bombonera dispuesto a romper el maleficio que llevaba ya nueve años sin triunfos en la casa boquense. La hinchada millonaria reventó las dos bandejas superiores de la Bombonera con una multitud que, incluso, copó bastantes plateas del sector alto. Labruna presentó al siguiente equipo: Ubaldo Fillol; Pablo Comelles, Roberto Perfumo, Héctor Ártico y Héctor López; Juan José López, Miguel Ángel Raimondo y Norberto Alonso; Pedro González, Carlos Morete y Pedro Bareiro. En el inicio de la segunda parte, ingresaron Hugo Pena y Reinaldo Merlo por Perfumo y Morete respectivamente.
El juego de River en el primer tiempo fue impresionante, y ya a los seis minutos de juego se colocó en ventaja gracias a un tanto del Puma Morete, que se anticipó a Rogel y batió a Rubén Omar Sánchez con un perfecto cabezazo (foto). La cosa no quedó ahí, pues la enorme diferencia que se veía en el juego se plasmó nuevamente en el segundo tanto, obra del Beto Alonso con un perfecto zurdazo de tiro libre. Sin embargo, se llegó al descanso con mínima diferencia, pues faltando cinco minutos hubo un penal para Boca que convirtió Marcelo Trobbiani.
No empezaron bien las cosas en el segundo tiempo, pues el árbitro Roberto Goicoechea sancionó un nuevo penal para los locales. Nuevamente fue Trobbiani el encargado de su ejecución, pero esta vez la historia fue diferente porque Fillol contuvo brillantemente el remate arrojándose a su derecha. De ahí hasta el final, el partido fue de ida y vuelta, con Boca buscando desesperadamente la igualdad y con River agazapado para el contragolpe. Pero el marcador no se movió. River celebró a lo grande en territorio rival después de nueve años y seguía encaminándose al gran festejo tanto tiempo postergado.
Foto: El Gráfico



