Se cumplen diez años de una joya que guardaremos por siempre en nuestros recuerdos. El Burro, el héroe eterno, volvía a las canchas luego de una larga inactividad, y bajo la lluvia copiosa en el Monumental pincelaba un golazo en la goleada contra San Lorenzo. Un mimo del crack a la gente de River que soñaba con volver a ver brillar a su ídolo. Ahí estaba él, como siempre y para siempre.

+ Emotivo clip de la joya de Ariel (consejo, activá el sonido)

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Si hay algo que enorgullece al hincha de River, es la cantidad de ídolos que tenemos. La comparación popular entre los cracks que vistieron el Manto Sagrado permite cierto debate, hasta que algunos escapan de cualquier tipo de refutación: los intocables. Y uno de ellos, es sin duda Ariel Arnaldo Ortega.

Habíamos sufrido mucho viendo al Burro con otra camiseta (Newell´s), pero en agosto del 2006 volvió a casa. Tres meses habían pasado y Ariel volvía a las canchas luego de una larga inactividad. El calendario marcaba que era 5 de noviembre del 2006. El rival, San Lorenzo, el lugar, el Monumental.

Minuto 22, bajo una intensa lluvia River ganaba 3 a 0 y ahí entraba él. Ortega por Belluschi. “¿Te imaginás si el Burro la mete? Me vuelvo loco”, le dije a mi hermano en la Sívori. Once minutos después, el jujeño controló con la izquierda un pase de Tuzzio apenas pasada la mitad de cancha, y en ese movimiento dejó en ridículo a Bianchi Arce. El ole retumbó como un gol, pero había más. Con su típico pique enfiló para el área, y apenas lo pisó la emboquilló ante un Saja que la miró desde abajo hasta que se coló en la tela araña de su palo derecho.

Fue un golazo. Y me volví loco, como le había dicho a mi hermano. En realidad nos volvimos locos. Todos. Los que estábamos ahí, los que lo miraban por la tele, los que lo escuchaban por la radio, e incluso los que lo vieron horas después. Era una película hecha realidad.

El Millonario terminó goleando 5 a 0 con baile incluído, pero eso es anecdótico. Lo dijo Costa Febre: “Este gol no merece mi grito, merece el grito de la gente, de tu gente, te quiero hasta el final de nuestras vidas”. El gol de Ortega no era un gol más. Era la demostración empírica del amor entre un ídolo y sus seguidores. Magia pura, los colores más lindos del mundo, en nuestra casa y en los pies del Burrito. Gracias Ortega por ser de RIver. Gracias por ser River.

+ DE COLECCIÔN: Mirá las mejores fotos de Ortega en River.


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