Corrían los 36 minutos del primer tiempo cuando Marcelo Gallardo quiso asistir a Nacho Fernández. ¿Dentro de la cancha? No, el DT intentó darle continuidad al juego para que el cerebro saque rápido un lateral. Sin embargo, la cachetada le salió mal.

Quiso darle de revés, con su botín derecho, pero lejos de entregarle el balón a las manos le salió un sombrerito. Su lamento fue imperdible: colocó sus manos sobre el rostro, como si hubiese perdido una chance de gol en sus mejores épocas de futbolista.

De todos modos, la calidad de Gallardo está intacta: lo demuestra en cada entrenamiento en los que somete a sus arqueros mediante tiros libres. Esta vez falló, como le puede pasar a cualquiera. ¡Pero su reacción fue digna de mirar una y otra vez!