“Erré el partido estratégicamente”. Hay un antes y un después en la frase. Lo más doloroso de la derrota de River en Avellaneda, en un partido que no le calentaba mucho a nadie pero que se perdió de manera humillante y pasó a calentar a todos, fue esa declaración de Marcelo Gallardo.

Lo más doloroso fue darse cuenta de que Gallardo es humano. ¿Cómo puede ser? No, me niego a creerlo. Yo quiero juguetes y dulces y buenos tratos, porque soy un niño y Gallardo es nuestro papá y no, no quiero crecer más. Y Gallardo es nuestro papá y nosotros somos chiquitos, pero capaz ya nos salieron todos los dientes de leche, peligrosamente. Gallardo sigue siendo nuestro héroe, pero no, él no es aeromozo como el papá de Marge en los Simpsons, no lo agarramos infraganti en ésa, repartiendo pastelitos en clase business, pero él ahora nos quiere hacer creer que es humano como vos y como yo. Buen intento, Muñeco, pero no te creo del todo.

Tenés dos ojos, una nariz y un par de cosas más que tengo yo y tenemos todos, pero humano jamás. Gallardo, por empezar, no se va a morir. Ya se ganó la vida eterna y probablemente dentro de unos años una estatua suya nos dé la bienvenida al club y yo le cuente a mi nieto que ese tipo hecho en oro era un extraterrestre. Que ganó todo lo que jugó en este continente, que América ya le quedó chiquito, que fue a Japón, que fue a Brasil y no perdió y repartió patadas en los últimos dos minutos, como sucedió toda la vida. No. Gallardo juega al Teg con ventaja porque es Napoleón y ya conquistó todo lo que pudo conquistar, y ahora que ya completó este continente va a ir por otros y tal vez después irá por otros planetas. Porque no es humano, el tipo. Porque quiere conquistar el mundo, ésa es la misión que le dieron: vayan a buscarla al ángulo, Pinky y Cerebro.

No bajes a la tierra, Muñeco, quedate ahí arriba, vos no errás. En todo caso erran los jugadores, los árbitros, los dirigentes, yo, cualquiera, pero vos no. Varios de los refuerzos que pediste no rindieron, pero todo forma parte de un plan, yo ya lo descubrí. Ya sé que Casco le va a hacer un gol de rabona al Barcelona, que Bertolo le va a enredar las patas a Piqué y que después del partido los diarios españoles dirán que el Pity es el nuevo Messi. El partido contra Independiente fue un error de la matrix. O probablemente erraste a propósito para que nos creamos por un rato que sos terrícola, que te gusta comer un asado como a mí, que mirás Breaking Bad como dijiste el otro día. Muchos te creyeron, Napo. Yo no.

O en todo caso, si sos un hombre común y corriente, que también comete errores, sos el mejor de todos nosotros. Y eso siempre nos va a dejar tranquilos.

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