Fue una paliza histórica e inolvidable. Un baile de principio a fin, una jornada de fiesta para todo el pueblo millonario. El 2 de marzo de 1980, los sectores locales de la Bombonera pudieron observar atónitos la mayor goleada lograda por River en cancha de su eterno rival. Un 5-2 impactante y festivo que dejó afónicos a todos los hinchas riverplatenses que llegaron a rebosar las dos bandejas del estadio boquense.
En ese año, debido a la por entonces famosa resolución 1309, se incorporó al torneo de la máxima categoría Talleres de Córdoba por haber clasificado durante dos temporadas consecutivas a la etapa definitoria del Nacional. Por eso, el torneo dejó de llamarse Metropolitano, aunque ese año tuvo un nombre extenso: “Cuarto Centenario de la Segunda Fundación de la Ciudad de Buenos Aires”. River, que venía de obtener el bicampeonato en 1979, se puso como doble objetivo el conquistar la esquiva Copa Libertadores y el tercer título seguido en al ámbito local. Las dos únicas incorporaciones al plantel fueron las de Juan Carlos Milonguita Heredia y el Conejo Alberto César Tarantini, de pasado boquense, pero indiscutiblemente riverplatense de alma.
No fueron buenas las dos primeras fechas, pues no se pasó del empate a un tanto frente a Colón en el Monumental (gol de Passarella de penal) y Estudiantes en La Plata (tanto de Heredia). En la tercera jornada, llegó el primer triunfo, frente a Rosario Central por 2-0 ambos goles convertidos por Ramón Díaz. Pero el siguiente partido era nada menos que contra Boca en la Bombonera. Si bien los primos no llegaban en buena situación (estuvieron varias fechas en la última colocacióndurante la primera rueda), un clásico siempre es un partido aparte.
Con el arbitraje de Juan Carlos Ponfil, Boca alistó el siguiente equipo: Gatti; Pernía (Córdoba), Sá, Capurro, Bordón; Zanabria, Mouzo, Salinas; Coch, Randazzo y Perotti (Letanú). River Plate, por su parte, formó con: Ubaldo Fillol; Eduardo Omar Saporiti, José Luis Pavoni, Daniel Alberto Passarella y Alberto César Tarantini; Juan José López, Reinaldo Carlos Merlo, Juan Ramón Carrasco; Emilio Nicolás Commisso, Ramón Ángel Díaz y Oscar Alberto Ortiz. En la segunda parte ingresaron Pedro Alexis González por Ortiz y Omar Labruna por Commisso.
En la primera parte todo fue más parejo, aunque River se puso en ventaja a los once minutos con un remate de Ramón Díaz, pero Boca logró la igualdad con un tanto logrado por Carlos Damián Randazzo, delantero su jugó en River en 1982 y confeso hincha millonario, aunque después regresó a Boca. La segunda mitad fue un auténtico festival riverplatense, pues al minuto de juego el uruguayo Carrasco desniveló el marcador (en la imagen, el momento en que convierte ese tanto). El Negro Ortiz aumentó a los diez, mientras que en poco más de dos minutos, repitieron Carrasco -de tiro libre- y el Pelado Díaz, las dos figuras excluyentes de aquella tarde, para poner un 5-1 escandaloso que ni siquiera logró maquillar Perotti con un tiro libre. El baile había llegado a su fin, la más impactante goleada lograda en la casa del eterno rival se había consumado. Fue un 5-2 para la historia que bien merece un recuerdo tres décadas después.
Foto: archivo PN
