Como nunca antes, la reventa de entradas para el River-Boca está a pleno. En el mercado paralelo, las plateas se venden a 5.000 pesos, mientras que las populares a 1.200. Una locura que crece bajo la inacción de funcionarios y dirigentes.
Es ilegal y restrictiva, pero el negocio que esconde detrás es tan grande que por ahora nadie se anima a ponerle un freno. Por el contrario, el escándalo de la reventa de entradas para los Superclásicos del fútbol argentino crece semestre a semestre, engorda varios millones con cada duelo, y no hay Gobierno ni AFA que atine a tomar medidas en serio.
Tal como ocurre con el dólar blue, todos saben de su existencia e ilegalidad, pero los millones que amasa resultan demasiado irresistibles de erradicar. La necesidad ineludible de algunos se traduce en ingresos superlativos para otros. El negocio perfecto.
Así volvió a quedar demostrado en la previa de este nuevo River-Boca. Apenas después de que los clubes pusieran las entradas a disposición de sus socios (venta en el caso de River y canje en el caso de Boca), los sitios de comercio electrónico volvieron a quedar polarizados por la reventa de entradas.
Anoche, dos minutos después de que se iniciara la reserva online de populares para la gente de La Banda, estos portales empezaron a ofrecer un sinfín de generales visitantes y a precios irrisorios: entre 800 y 1.200 pesos por un ticket que debió venderse a 60 y por ventanilla.
Mientras que las plateas preferenciales para el público de Boca se venden a la ridícula suma de 5.000 pesos. Lo que habla a las claras de por qué este negocio, que ya no es un secreto a voces, sino que tiene una exposición mediática como ningún otro delito, se mantiene estoico en los años aun a pesar del escándalo que genera.
