El 17 de febrero de 1985 se produjo un hecho que pocos hubieran imaginado un par de meses antes: dos ídolos boquenses como Ricardo Alberto Gareca y Oscar Alfredo Ruggeri, debutaban en la primera de River en la jornada inaugural del Nacional. Ese día, el conjunto dirigido por el Bambino Veira, derrotó a Cipolletti de Río Negro por 3-1 con tantos de Luis Amuchástegui, Jorge Villazán y Néstor Píccoli, aunque todos los ojos de la multitud que colmó el Monumental estaban posados sobre el Flaco y el Cabezón, las figuras más destacadas del eterno rival que habían protagonizado dos de los pases más resonantes de la historia y se calzaron el uniforme millonario.
Después de salir campeones en 1981, tanto Boca como River entraron en crisis profundas de las que les estaba costando mucho salir. En 1984 River ya logró una franca recuperación, saliendo subcampeón en el Nacional y quedando cuarto en el Campeonato de Primera División, sumando las unidades necesarias para evitar el descenso, pues ese torneo lo había empezado en el penúltimo puesto de la tabla de promedios. Pero Boca, en cambio, tocó fondo en su crisis social y económica y con serios problemas con sus jugadores.
Sabedor de esto y con el afán de sacudir el mercado, dotar al plantel de mayor jerarquía y dar un golpe más al eterno rival, el presidente riverplatense Hugo Santilli fue a la carga por las dos máximas figuras xeneizes que pretendían la libertad de acción. No vale la pena describir las innumerables negociaciones entre ambos clubes, la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados. Lo concreto es que finalmente se logró un acuerdo por el que Ruggeri y Gareca pasaron a River a cambio de una fuerte suma de dinero y los pases definitivos de Carlos Tapia y Julio Olarticoechea.
Eran otros tiempos los de 25 años atrás y, si bien fue un impacto impresionante el pase de ambos jugadores a River, su presentación en el Monumental fue para pocos periodistas y allegados pues había que respetar la exclusiva que tenía la revista El Gráfico. Ruggeri y Gareca aparecieron por primera vez vestidos de jugadores de River en el mencionado semanario y luciendo la flamante indumentaria que Adidas había confeccionado. Entre las novedades, la nueva camiseta tenía cuello y puños rojos, se incorporaba el nuevo isologotipo del León en el Monumental diseñado por el dibujante Carlos Loiseau, más conocido como Caloi y desaparecía por primera vez en la historia la banda roja de la espalda. Para completar el uniforme, se volvía a la utilización de los pantalones blancos tras 12 años.
Ya incorporados al plantel, Ruggeri y Gareca se sumaron a la base existente integrada por Nery Pumpido, Eduardo Saporiti, Alejandro Montenegro, Jorge Gordillo, Jorge Borelli, Américo Gallego, Enzo Francescoli, Norberto Alonso, Roque Alfaro y Néstor Gorosito entre otros. Además de los dos fichajes estrella, llegaron otros importantes refuerzos a River para ese Nacional: los uruguayos Carlos Berrueta y Jorge Villazán; Oscar López Turitich, Osvaldo Rinaldi y Luis Amuchástegui.
En la primera fecha del que sería el último Nacional de la historia, River debutaba contra los rionegrinos de Cipolletti. El equipo que presentó el Bambino fue el siguiente: Pumpido; Saporiti, Borelli, Ruggeri y Montenegro; Berrueta, Gallego y Alfaro; Amuchástegui (Píccoli), Gareca y Villazán (Gorosito). Por similitud de camisetas, esa tarde no se pudo estrenar la nueva casaca, y River jugó con una alternativa que se había estrenado el año anterior en una gira por España (se puede observar actualmente en el Museo River), que era roja con la banda blanca, con un gran cuello del mismo color y números en la parte delantera. Como dato anecdótico, vale recordar que se jugó el primer tiempo con pantalones blancos y el segundo con negros, algo pocas veces visto.
River comenzaba de buena manera su andadura en ese 1985 y aunque no logró ganar el título, ya se estaba gestando el gran campeón de todo de poco tiempo después. Finalmente, Gareca duró solo cinco meses en River, pues se fue transferido al América de Cali (en donde perdió tres finales seguidas de Libertadores, una de ellas frente a River) mientras que Ruggeri sí triunfó con la banda roja, siendo protagonista fundamental de los tres logros inolvidables de 1986 y de la Interamericana del 87, además de consagrarse campeón mundial en México.



