(Incluye videos) Los hinchas de River palpitamos un cruce con Boca a todo o nada. No habíamos llegado de la mejor manera pero internamente sabíamos que los temores estaban enfrente. Euforia en la ida, banderazo en el Monumental para la vuelta, nervios en los 45 minutos de la Bombonera para luego la incertidumbre, la indignación, la impotencia y el desahogo “a medias” al final. Queríamos ganarlo en la cancha, no se pudo, ganaron esa partida los cobardes, pero en cuartos, ¡estamos nosotros!. Así lo vivimos.
15 de abril. La clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores fue muchísimo más complicada de lo que se pensó. Mala fortuna, errores en la definición y desatención en la defensa, provocó que River llegara al último partido de la fase de grupos casi eliminado. Había que ganar frente al débil San José en el Monumental, y añorar una victoria del ya clasificado Tigres contra Juan Aurich, que se jugaba la clasificación en su casa.
El Antonio Vespucio Liberti fue una fiesta, River goleó, y los mexicanos se despacharon con una actuación de lujo en Perú y el Más Grande llegaba a octavos. El rival iba a ser, el “mejor clasificado”, Boca Juniors, que en ese momento era comparado por la prensa con el Ñiupi de la serie animada japonesa “Los Supercampeones”.
La semana previa al partido de ida del Superclásico copero estuvo cargada de temores del conjunto de Arruabarrena. Un claro ejemplo fue la indignación de la institución del barrio de La Boca porque el partido se jugaría los jueves en lugar de los miércoles.
Para colmo, Boca ganó el partido del torneo y apaciguaba un poco la “leyenda del parapam” y del “que viva el fútbol Pisculichi” que tanto asustaba a los simpatizantes del eterno rival.
Jueves 7 de mayo. El Monumental se vistió para la ocasión y con un marco imponente, River venció a Boca 1 a 0, marcando distancia e imponiendo respeto, desde el juego y el resultado. La gente acompañó como siempre y se retiró del estadio eufórica por la victoria.
Jueves 14 de mayo. El día que todos estábamos esperando. River iba a la Boca un gol arriba y sin haber recibido goles en casa, una ventaja importante en estas instancias. Pero enfrente estaba el rival de toda la vida. La gente del Millonario realizó un banderazo histórico, infló el pecho de sus jugadores con una demostración inmensa de cariño. Y así partieron los jugadores del Más Grande a la Bombonera. También hicieron lo propio los fanáticos de La Banda. Comenzaron así los rituales, las cábalas, la tensión.
River salió a jugar en el Alberto J. Armando a lo guapo. Planteo inteligente de Gallardo, nubló a un Boca sin ideas que sólo pegó y se quejó sin sentido.
Se venía el segundo tiempo y llegó lo que todos ya sabemos. El bochorno, el papelón, la debacle. El mundo veía un hecho difícil de explicar pero que las imágenes graficaron a la perfección. Y el hincha de River que se comía los codos frente al televisor, moría de impotencia. Porque enfrente estaban ellos, y estaban muertos. Su gente no pudo cantar una sola canción durante los primeros 45 minutos. Gago se la pasó discutiendo con sus propios compañeros. Osvaldo acudió a lo más bajo de un ser humano agrediendo a un colega y luego del acto criminal de algunos inadaptados, los jugadores de Boca y su entrenador se olvidaron de los códigos, se fastidiaron porque River no estaba en condiciones de reanudar el partido, y salvo Arruabarrena, tuvieron el tupé de saludar a la barra una vez que todo terminó, 2 horas más tarde de lo previsto.
Pero el partido no iba a seguir. Porque así lo quiso parte de la gente de Boca. Suspendieron el partido. Jugadores de River a observación médica, y a esperar la decisión de la Conmebol. Lo que se veía venir, la eliminiación de “ellos” una vez más, dentro de un campo de juego no iba a poder ser. Pero la vergüenza de lo que hicieron, será recordado eternamente como el acto de cobardía más grande que alguna vez se vivió en una cancha.
Sábado 16 de mayo. El anuncio de la Conmebol, respecto a la sanción a Boca y el dictamen sobre el partido en la Bombonera, estaba previsto para las 14hs. Luego para las 16. Nueva demora y el comunicado sería a las 17. El hincha de River vivía un sábado atípico. No descansaba, no disfrutaba del sol de Buenos Aires, ni la brisa cordobesa o la atípica temperatura para estas fechas en Jujuy. Ni hablar de aquellos que siguen al Más Grande desde otro país. Acá no había huso horario que importara, todos estuvimos pegados a un televisor, a la radio, a internet todo el día. Rehenes de los directivos de la Conmebol.
Pasadas las 20hs, el fallo seguía sin aparecer pero era “inminente”. Fue inminente desde las 2 de la tarde.
Finalmente, pasadas las 22 horas, River llegó a cuartos de final. La Conmebol decretó que el partido se diera por terminado con el resultado 0-3. Es otro capítulo el análisis del pobrísimo castigo que se le dio a Boca. Pero nos merecemos festejar haberlos eliminado una vez más. Pasó todo el sábado, pero que fin de semana que nos espera. Es más, que año que nos espera, que historia, que recuerdos, porque otra vez, como hace seis meses, le demostramos quien es el Más Grande. El Más Grande, lejos. River Plate.



