logotipo del encabezado

Cacerolazo Monumental

El hincha se hartó y se expresó. Lo hizo espontáneamente, aunque Passarella lo niegue. Soportó estoicamente la sequía de victorias -diez partidos sin ganar de local-, renovó infructuosamente sus sueños de fútbol partido a partido y, ante este n

pablo-desimone
0

El hincha se hartó y se expresó. Lo hizo espontáneamente, aunque Passarella lo niegue. Soportó estoicamente la sequía de victorias -diez partidos sin ganar de local-, renovó infructuosamente sus sueños de fútbol partido a partido y, ante este nuevo embargo sobre su sonrisa largamente hipotecada, reaccionó.

Después del bochazo de Cahais que decretó el 0-1, lo invadió la impotencia. Lo recorrió un conocido dolor que no todavía puede sacarse de adentro. El estupor ante el regreso del túnel del tiempo. Esa espina atragantada de la “B”, está ahí y nada indica que haya sido extirpada definitivamente. Ese gol, poco importa ya si merecido o no, produjo un shock por más de 10 minutos.

El hincha cayó en un gris de ausencia casi como el del equipo “centro a la olla” que nos representa. Y por suerte, antes que lo anestesie la tristeza, sus tripas dijeron “basta”. Soltó su enojo como hacía tiempo no lo hacía. Necesitaba escupir su bronca y hacer catarsis. Hacerse oír. Y se descargó con Passarella primero -que el 80 por ciento se lo atribuye al periodismo “mala leche” en una lectura incorrecta- , mientras que a Almeyda lo chicaneó con la vuelta de Ramón. El hincha caceroleó contra un combo en el que inevitablemente se filtra de todo -medios, intereses políticos, viejos rencores personales, etc-, pero nadie le puede restar legitimidad a la protesta.

Publicidad

No fue una respuesta aislada, fue masiva. Y en general, cuando ello ocurre, es porque la gente está olfateando que algo se está poniendo rancio y se necesitan “cambios”. El hincha común no especula con su sentimiento. Aprueba o desaprueba. Algo le gusta o no le gusta. Es simple, tal vez más directo y lineal, pero no menos carente de sentido común. Ve que River no gana, ni juega bien, ni promete un futuro esperanzador.

Pasarella se queja de los que quieren su sillón, las campañas en su contra, etc., como cuando algunos políticos no pueden aceptar la inflación y la inseguridad. No todas son intrigas palaciegas, ni campañas destituyentes. La realidad indica que este River está lejos de poder ayudarse y de ser ayudado, sino se regala una seria autocrítica.

Almeyda, como buen león, se debate entre el “seguir” o “tomarse un descanso en el predio de Benavidez”. Fiel a la conducción de la manada, redobla la apuesta. Sin embargo, no puede transmitir esa convicción a sus hombres. Se hace difícil desmentir la sensación del hincha, que lo observa sin hallar respuestas positivas luego de tantos cambios tácticos y de nombres partido tras partido.

Publicidad

¡Qué intríngulis este de la pasión y la razón de ser hincha de River! Hoy, aquí y ahora. ¡Cuántos dilemas! Cómo hacer para que un ídolo como Almeyda no termine como otros en la hoguera. Cómo hacer para evitar la tentación de Ramón, sin caer en la salida “mesiánica”. ¿Podrá Almeyda? ¿Podría Ramón levantar un plantel carente de talentos? ¿O es el mejor manotazo de ahogados que nos queda?

River está a punto de comerse a otro “grande” como Matías. Parece que es ley de vida. ¿Tiene margen para recuperar el crédito? ¿Tiene las herramientas? ¿Alcanzará solamente con la prepotencia del trabajo? Habrá que morir con las botas puestas nomás o esperar un “milagro”.

Hoy camina por la cornisa y nadie quiere que se caiga. Pero Almeyda y todo River vuelven a asumir riesgos de autoflagelación. Con muchos soldados averiados, nadie acierta donde está la salida. ¡Cuántas preguntas, Matías! ¿Por qué tomar este equipo? ¿Por qué ser funcional a esta pésima política de compras? ¿Para qué continuar luego del ascenso? ¿Hasta dónde esa confianza no formó parte de su propia negación? ¿Hasta cuándo esta perseverancia aguanta si no llega la levantada?

Publicidad

El abismo está ahí. Se desató la rabia, el enojo, y es lógico que así sea. La misión es salir de la racha perdedora, dirija quién dirija. River Plate, por encima de los nombres y las personas.

    Lee también
    Recibe las últimas noticias en tu casilla de E-mail

    Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones

    Better Collective Logo

    EL JUEGO COMPULSIVO ES PERJUDICIAL PARA VOS Y TU FAMILIA, Línea gratuita de orientación al jugador problemático: Buenos Aires Provincia 0800-444-4000, Buenos Aires Ciudad 0800-666-6006

    La aceptación de una de las ofertas presentadas en esta página puede dar lugar a un pago a La Página Millonaria. Este pago puede influir en cómo y dónde aparecen los operadores de juego en la página y en el orden en que aparecen, pero no influye en nuestras evaluaciones.

    Better Collective Logo