Desde su hábitat natural, Mar del Plata, Germán Burgos nos regaló una extensa charla a pocas semanas de haberse consagrado campeón en España, junto al Cholo Simeone. El ayudante de campo del Atlético de Madrid y multicampeón con River, cuenta cómo es vivir desde la cabeza del arquero.

Germán Burgos no le escapa a ese cosquilleo que le genera imaginarse sentado en el banco del Más Grande como entrenador: “River es una escuela de vida, es natural que en algún momento cumpla mi sueño de dirigirlo. Un jugador sale de Núñez y está preparado para comerse el mundo”, confiesa, al que parece que Europa no le quedó chico.

-¿Qué significa ser arquero?

-La posición de arquero la tomé tanto cuando jugaba como ahora, que soy entrenador. El arquero es la cabeza del equipo. El 2, el 5 y el 9 son el esqueleto que se completan con el 1, todo lo demás son las extremidades del cuerpo, pero cuando conformás un equipo ganador y campeón esas cuatro piezas tienen que ser los mejores.

-¿Ser la cabeza debe acarrear la responsabilidad de un carácter diferencial?

-El carácter va ligado directamente a la mente y al corazón. Uno es arquero cuando su mente y su corazón le gritan que están destinados a jugar bajo los tres palos. Hay que amar mucho para ser arquero. Es uno de los puestos más lindos que hay, pero no todos nacen destinados a ocuparlo. Se necesita mucha fuerza para estar tantos años en esa posición. Lo que le pasó al arquero del Liverpool en la final de la Champions es un ejemplo de las situaciones que nos toca atravesar a nosotros. Es difícil de digerir, seguro va a tardar bastante mentalmente en superarlo. Pero seguro lo hará, porque el arquero como ser es de una mentalidad muy fuerte, puede con todo.

Burgos explica la responsabilidad del puesto en un momento en el cual todos los argentinos futboleros juegan un prode aparte sobre cuál será el titular de la Selección en el Mundial. Le pone el cuerpo, además de su currículum vitae que lo respalda: “Es esencial el arquero. Cuando te ganás la confianza de tus compañeros, cuando la pelota va para atrás ni se giran a ver. Eso es una confianza ciega que manifiesta la relación entre la defensa, el mediocampo y su arquero. Por eso, cuando vos querés cambiar al arquero, tenés que consultar a los defensores. Porque el arquero puede tener errores, uno o diez, pero para cambiarlo, ojo, porque está muy ligado a lo que opinen sus compañeros de la defensa y los del medio. Cambiar a un arquero no es fácil, tenés que consultarlo sí o sí con la defensa.

-¿Qué te parecen los arqueros de la Selección Argentina?

-Me parece que Argentina tiene muy bien cubierto el puesto. Confío en los tres. Lo de Romero fue una lástima, es muy difícil, le deseo que se recupere pronto. Veo a Argentina entre los cuatro primeros junto a Francia, España y Alemania.

Burgos, que participó de dos Mundiales, el de 1998 y el del 2002, hoy es el ayudante de campo del Atlético de Madrid, junto a Diego Simeone, y conoce bien a Jorge Sampaoli a quien le tocó enfrentar cuando dirigía el Sevilla: “Sampaoli es un entrenador al que le gusta ir al frente, le gusta arriesgar y siempre busca que su equipo domine gran parte del juego. Creo que no ha tenido la continuidad para trabajar, pero se lo ve bien con el grupo, seguramente harán un buen trabajo, para la alegría de toda la gente”.

-¿Qué significa la camiseta argentina en tu vida?

– Es lo máximo a lo que puede aspirar un jugador. Es la cima de la montaña. Cuando estuve realmente la pasé muy bien representando los colores de mi país.

-De la Supercopa del 97 se recibieron varios DTs, ¿River es una cuna de entrenadores?

-Iría más allá. River no solamente es una escuela de muy buenos jugadores y entrenadores. River es una escuela de vida. El jugador cambia cuando sale de Núñez: porque está preparado para comerse el mundo.

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