En julio de 2012, cuando jugaba en Atlético Nacional Franco Armani se rompió los ligamentos cruzados en una de sus rodillas y debió someterse a una intervención quirúrgica. Y en esa época, llegó a pensar que jamás podría volver a jugar al fútbol.

En una entrevista que le concedió a Conmebol, el experimentado arquero revivió aquel momento difícil que le tocó pasar en Colombia: "Cuando me tocó vivir eso, pensé que no iba a jugar más al fútbol. Es la realidad, pensé en no jugar más al fútbol".

Pese a que pasaron más de siete años, Armani todavía recuerda la conversación que tuvo con su esposa tras haberse operado: "Después de la cirugía, me despierto, estaba mi señora al lado y la veo llorando. Le pregunté '¿Qué pasa amor? ¿Qué pasa? Decime qué pasa'. No me decía nada. Le sigo diciendo '¿Qué te dijo? ¿Qué dijo el médico? ¿Te dijo que no voy a jugar nunca más?'. Tenía ese pensamiento en la cabeza. Y me dice que no, que estaba todo bien".

A su vez, el santafesino reveló cómo fue que decidió hacerse arquero: "Fue en mi casa, en el garaje. Ya no estaban los portones, había quedado un marco solo, entonces mi hermano más grande, que también es futbolista, se ponía a patear y a mí me ponía en el arco".

"El arco era mi debilidad. Cuando arranqué en el baby de Aprendices, ya mi función era ser arquero. Me costaba mucho porque, en esa época, como todo pibe, era bajito. Me pateaban arriba, saltaba y no llegaba y me molestaba mucho eso. Me metían muchos goles por arriba", añadió Franco, quien hoy no sólo defiende el arco del Más Grande sino también el de la Selección Argentina.