El Pelado volvió a quebrarse, al igual que en el encuentro contra Lanús, cuando un hincha le suplicó que no se retire. En los próximos días se sabrá cuál es la decisión del referente más importante de River.
Matías Almeyda no pudo estar en la cancha, pero lo vivió desde un costado a puro nerviosismo e intensidad. El destino, injusto, quiso que a él también le tocara sufrir este momento, quizás el menos indicado para este dolor.
Y él, como buen hincha de River, también derramó lágrimas. Lo había hecho en el 1-2 frente a Lanús y también esta tarde, con el descenso consumado, cuando un hincha le suplicó que siga jugando, porque era el último ídolo que le queda al club.
Ahora, será cuestión de esperar el transcurso de los días para saber qué decisión tomará el Pelado, pero la posibilidad de que cuelgue definitivamente los botines sigue siendo más que certera.
