El 1-0 sobre Instituto se quedó muy corto: el Millonario fue superior de principio a fin y despejó cualquier tipo de dudas. El gol del interminable David Trezeguet sirvió para acortarles distancia a los cordobeses y, principalmente, un envión anímico fundamental para lo que viene.
River apareció cuando tenía que aparecer. En el Monumental, el Millonario borró del mapa a Instituto, que fue un espectador de lujo de la jerarquía y de la historia que los futbolistas les tiraron encima a los jugadores de Darío Franco. Sí, desde el primer minuto hasta el último, más allá de alguna jugada aislada.
Porque el tridente tuvo su mejor funcionamiento y en el pie de ellos tres estuvieron las jugadas más claras. Porque el Maestrico González pagó con creces la confianza que Matías Almeyda depositó en él y fue, tal vez, la figura de la noche. Fernando Cavenaghi y el Chori Domínguez tampoco desentonaron.
Palabras aparte para David Trezeguet. El francés volvió a la titularidad y la mandó a guardar, de rebote, con suspenso, no importa. Fue gol y la carrera loca hacia el banderín del córner hizo emocionar a todo el Monumental. Así, River quedó a una unidad de Instituto y se sacó de encima a Rosario Central, que había ganado y había metido presión.



