Hace 25 años, uno de los mayores ídolos de la historia riverplatense, Norberto Osvaldo Alonso, volvía a vestir la camiseta de la banda roja tras dos años de exilio en Vélez. Comenzaba de esa manera la última etapa del Beto en River, exitosa como las dos anteriores, pero con el agregado de que consiguió los grandes trofeos que faltaban en las vitrinas: la Copa Libertadores de América, en la que fue uno de los factores decisivos en su conquista y la Copa Intercontinental, lograda con un tanto convertido por el uruguayo Antonio Alzamendi, gracias a una genial “avivada” suyaen la ejecución de un tiro libre.
Alonso, producto genuino del semillero “millonario”, debutó en la Primera de River en el Metropolitano de 1971 y marcó su primer gol ante Chacarita en ese torneo. Sus grandes actuaciones provocaron que incluso la prensa lo bautizara como el “Pelé blanco”. Fue una de las grandes figuras en el bicampeonato de 1975 y el indiscutible emblema “millonario” en el equipo que rompió la nefasta racha de 18 años sin ganar título alguno. Tras la caída en la final de la Libertadores 1976, Alonso fue transferido al Olympique de Marsella, aunque regresó al año siguiente tras jugar menos de 20 partidos en Francia. Si bien no formó parte del equipo campeón del Metropolitano 1977, el Beto sí pudo festejar un nuevo doblete en 1979 y, con la obtención del Campeonato 1980, logró el segundo tricampeonato de la historia del club.
El despido de Angel Labruna como DT de River tras, elCampeonato 1981,trajo la contratación de Alfredo Di Stéfano para dirigir al plantel riverplatense. Conél en el banco, Alonso conquistó el Nacional 1981, pero no todas fueron rosas en ese título: tras una lesión en el partido de vuelta de las semifinales contra Independiente, el Beto se perdió la primera final contra Ferro Carril Oeste en el Monumental (ganó River 1-0) y, cuando tenía el alta médica, Di Stéfano no lo convocó para el cotejo de vuelta jugado en Caballito. River ganó con un gol de cabeza de Kempes y dio la vuelta en cancha de Ferro, pero la hinchada no se olvidó de su ídolo, coreando su nombre durante la vuelta olímpica.
Desatado el conflicto entre Alonso y Di Stéfano, y continuando éste en el cargo, el Beto tuvo que emigrar, aunque esta vez sólo cambió de barrio, puesto quepasó a Vélez en donde cumplió un buen tándem con Carlos Bianchi, aunque no obtuvieron ningún título. El 17 de agosto de 1982, el Beto jugó por primera vez contra River y en el Monumental, convirtiéndole de cabeza un gol a Fillol que, lógicamente, Alonso no gritó, para ayudar a su equipo a vencer por3-2.
En 1984, tras dos largos años fuera de casa, y ya con nuevas autoridades en el club, el Beto volvió a jugar en River. El 14 de marzo se hizo un amistoso contra Racing en el Monumental. A pesar de jugar en Primera B, a donde había descendido unos meses antes, la Academia triunfó 3-2. Pero el debut esperado, el regreso oficial soñado durante dos largos años fue el 18 de marzo. Esa tarde, el River dirigido por Luis Cubilla recibía a Estudiantes de Río IV por la quinta fecha del Nacional. Vale la pena recordar la formación de ese día: Pumpido; Saporiti, De los Santos, Borelli, Jorge García; Francescoli, Gallego, Alfaro; Bica, Alonso y Teglia. Aunque parezca increíble, esa tarde el Beto lució el 9 y Enzo, el 8, mientras que Alfaro se quedó con la 10, todo decidido por Cubilla. Como no podía ser de otra forma, Alonso conquistó uno de los goles para el triunfo 3-2. River clasificó cómodamente en su grupo, eliminó en cuartos de final a Belgrano y en semifinales a San Lorenzo con brillantes actuaciones de Alonso. El mejor Ferro de la historia fue un obstáculo insalvable para River en las finales. Pero las mayores glorias llegarían dos años después. Lo mejor estaba por venir.
Foto: El Gráfico



