La derrota y eliminación de River ante Racing no dejó prácticamente nada positivo para rescatar. El equipo, pese a esos minutos de reacción en el segundo tiempo, volvió a flaquear en muchos aspectos futbolísticos y por eso se quedó con las manos vacías. Una de las decisiones más llamativas e inexplicables en la previa fue la titularidad de Nacho Fernández en la mitad de la cancha.
El mediocampista solo había sumado 18 minutos en los últimos cuatro partidos. Venía de dos encuentros al hilo sin siquiera ingresar y Gallardo sorprendió a todos mandándolo de titular en lugar de Santiago Lencina. Como era de esperarse, la apuesta, que fue muy arriesgada, no salió para nada y el 26 no terminó el partido en cancha.
Nacho termina contrato con River el 31 de diciembre y se sabe hace tiempo que lo suyo es fin de ciclo. De hecho, el propio jugador empezó a charlar con Gimnasia de La Plata hace algunos días para concretar su regreso al club en el que dio sus primeros pasos en Primera. En medio de todo ese contexto y de ser uno de los más resistidos por los hinchas, Gallardo creyó que era conveniente ponerlo de titular en un partido tan caliente como el de anoche.
Cómo fue el partido de Nacho Fernández vs. Racing
Yendo a lo estríctamente futbolístico, Nacho nunca pudo encontrar su lugar en la cancha en el Cilindro. De a ratos se vio sobrepasado por el ritmo frenético que tuvo el partido y no hizo pie. Cuando entró en contacto con la pelota, equivocó varias veces las decisiones, estuvo impreciso y por eso terminó siendo uno de los peores de la cancha.
Lo que causó mucho enojo en los hinchas es que en el primer triple cambio que metió Gallardo en el segundo tiempo, el zurdo no salió. Recién fue reemplazado en el tramo final por Matías Galarza Fonda, que terminó siendo también responsable directo del gol agónico de Racing al querer controlar una pelota en el área propia y de espaldas.
Sus números en el partido tampoco dicen mucho: ganó solo dos duelos de siete, tocó 32 veces la pelota y la perdió 10 veces, tuvo un remate al arco -ese desde el costado izquierdo que Cambeses despejó al medio- y pasó absolutamente desapercibido. Una titularidad que no se justificaba bajo ningún punto tomando como parámetro sus últimos partidos. Rendimiento de fin de ciclo. No solo para él, sino que para otros apellidos pesados también.
