El fallo de Conmebol ya fue emitido. Si bien quedó supeditado a la decisión final del Tribunal de Disciplina y Boca no quiere jugar, lo cierto es que River ha sido exiliado de su estadio y de su país para disputar la final de Copa Libertadores. Pero lo que más llama la atención en todo este asunto son los motivos que el equipo presidido por Daniel Angelici manifestó para ser coronado campeón en el escritorio.

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Haciendo un repaso rápido y sintetizado del comunicado formal de Boca hacia Conmebol, nos encontramos con puntos inentendibles y algunos hasta están fuera de la cronología que comprende a la competición en sí. ¿Por qué? Porque Boca mencionó entre sus argumentos para ser declarado ganador hasta los dopings de Mayada y Martínez Quarta en el año 2017 (por lo que, por cierto, ya han cumplido sus respectivas sanciones de siete meses).

Por otro lado, Boca en su defensa alega la visita de Marcelo Gallardo al vestuario de River en la semifinal ante Gremio (partido que nada tuvo que ver con lo vivido el pasado fin de semana). Entre otras cosas más, se destaca la agresión de los (pocos inadaptados) hinchas arrojando piedras “y lo que parecían gases”.

Sí, “lo que parecían gases”. Si una entidad tan importante como lo es el Club Atlético Boca Juniors alega en su descargo motivos que ni la propia institución puede fundamentar o confirmar, estamos hablando de una carencia importante de sustentos y de algo poco ético dentro de un tema tan serio como lo fue el acontecido en la tarde del sábado 24 de noviembre.