Junio de 2017. Mitad de año y la pretemporada de invierno estaba cada vez más cerca. En el horizonte, River debería jugar un partido que finalmente terminó ganando 1 a 0 frente a Aldosivi. ¿El gol? Sí, fue de Lucas Martínez Quarta. Por esas horas, el defensor del Millo respiraba incertidumbre ante el doping positivo que sufrió en la Copa Libertadores.

Tanto el Chino como Camilo Mayada debieron cumplir siete meses de suspensión tanto en el plano local como internacional, algo que sin dudas fue duro para ambos. Y en particular, Martínez Quarta confesó en diálogo con Humanizados, confesó quién fue su sostén en esos tiempos difíciles: Bautista, su hijo.

“Quizá si yo no tenía a Bauti se me hubiese hecho más difícil. El poder terminar de entrenar y llegar a casa y verlo a él sinceramente me hacía feliz. Me olvidaba de todo. Trataba de pensar más que nada en él y en ser fuerte por él“, explicó Lucas, y agregó: “Al principio uno piensa que se te mancha el nombre porque venía haciendo bien las cosas. Ya tenía, se podría decir, un nombre hecho y que te pase eso es lo peor que te puede pasar en el fútbol. Primero porque te empiezan a decir cosas que no son, la familia ve todo y ahí es cuando se ponen tristes“.

“Si yo estaba bien, mi familia estaba bien. Entonces trataba de llegar a casa y separar las cosas. Fue así y ellos lo saben. Nunca llegué a mi casa con una mala cara. Siempre estaba ahí mi mujer y mi nene para aguantarme si algún día la tenía, estoy obviamente agradecido. El miedo estaba de no poder volver a ser el que era. De hecho, todavía no pude mostrar mi mejor versión. Pero es trabajo, yo creo que tarde o temprano voy a estar mejor”, sentenció el defensor de 22 años.