Hasta que una noche, después de varios meses, Esequiel Barco pudo volver a convertir un gol con la camiseta de River. No fueron semanas fáciles para el delantero, quien alternó entre titular y suplente y parecía que el arco le quedaba cada vez más lejos. Esta noche, Demichelis le dio la confianza para ir desde el arranque ante Central Córdoba y el ex Independiente respondió.
Intentó durante todo el partido, tuvo cuatro chances claras de gol en el primer tiempo que le ahogó el arquero Ingolotti y cuando parecía que se diluía su posibilidad de reencontrarse con el gol, Barquito se sacó la mufa a falta de pocos minutos para el final con un sablazo desde afuera del área que se metió en el ángulo.
En la primera parte, en medio de la bronca porque no se le abría el arco, Barco alzo los dos brazos mirando hacia el cielo, como pidiendo que le saliera una de las tantas que estaba intentando. Ya después del gol, el atacante también hizo un gesto, seguramente producto del desahogo, que extrañó a algunos hinchas.
Cuando sus compañeros lo fueron a abrazar, Barco levantó su mano derecha y apretó sus dedos por unos segundos mirando a la gente, en el clásico gesto de “sigan hablando” que suelen hacer algunos futbolistas cuando festejan de cara a la gente en momentos calientes. La acción no pasó desapercibida en redes, aunque lo más importante es que el protagonista pudo volver al gol.
River recibió críticas en el último tiempo de parte de los simpatizantes y uno de los que no estuvieron excentos de los cuestionamientos fue el propio Barco, por eso su festejo desaforado después de seis meses sin marcar: su última vez había sido el 11 de noviembre del año pasado en la derrota 3-1 ante Central en Arroyito.