Al igual que hace dos años, cuando asumió como DT de River, Gallardo pretende un protagonismo que sea tan ofensivo como voraz y agresivo a la hora de recuperar la pelota. La Página Millonaria analiza los detalles este nuevo funcionamiento a nivel táctico.

Las cartas, salvo excepciones, son diferentes. Marcelo Gallardo ya barajó, dio de nuevo y prepara un equipo altamente competitivo. Si bien los dos compromisos oficiales fueron frente a rivales de menor categoría, atenuante nada menor para contextualizar el rendimiento exhibido, River mostró características sumamente interesantes con pasajes de un gran nivel.

Es muy ambiciosa la propuesta. Existe una renovación lógica, inevitable. Entonces, hay hambre de gloria para muchos jugadores, partiendo desde el mismo arco con Augusto Batalla hasta Marcelo Larrondo, pasando por Luciano Lollo e Ignacio Fernández, pieza fundamental porque sintetiza buena parte de la idea que inculcó el Muñeco. El mediocampista surgido de Gimnasia prácticamente cumple cada punto del formulario: inteligencia para administrar el balón, pase preciso, visión de juego, marca, despliegue, pegada de media distancia, gol y hasta un juego aéreo aceptable.

¿En qué consiste la búsqueda? El DT se basa en un 4-2-2-2 extremadamente flexible. Más allá de los nombres, la premisa implica protagonismo tanto en la tenencia de la pelota como en el aspecto territorial, instalando siete, ocho y hasta nueve jugadores en campo rival. Un ejemplo de ello ocurrió en Salta, donde Gonzalo Montiel por momentos cruzó la línea divisoria, dejando atrás únicamente a Jonatan Maidana y el arquero.

El dibujo mencionado se desenvuelve de la siguiente manera: ambos laterales se proyectan de forma continua e incluso al mismo tiempo para que River sea ancho y profundo, aunque Jorge Moreira y Milton Casco aportan un plus porque emplean la diagonal para llegar a la zona de definición. Para compensar cualquier contragolpe, Leonardo Ponzio se mete entre los zagueros, formando una línea de tres cerca del círculo central. Nacho Fernández desdobla su tarea entre la contención, cuando el balón está en pies de los adversarios, y sumarse al circuito ofensivo. No sólo ayuda en la elaboración, sino que además llega por sorpresa al área de enfrente.

Andrés D’Alessandro cumple otro rol de enorme preponderancia, debido a que tiene tanta capacidad como experiencia para distribuir el juego, manejar los tiempos y hallar los espacios más adecuados. La banda derecha es su punto de partida para conducir de afuera hacia adentro, con panorama y sin diluirse en la vorágine del medio. Por el otro sector como zona inicial, Gonzalo Martínez ofrece la posibilidad de ser mas vertical, perfil favorable mediante, pero también con libertad para hacer la diagonal constantemente. Le falta ser más pensante, resolver mejor, su cuenta pendiente.

Arriba, resta saber cuál será fórmula principal. Lucas Alario aparece como referencia ineludible. Por ahora, Sebastián Driussi le ganó la pulseada a Rodrigo Mora a raíz de su mayor fluidez para retroceder, asociarse a los volantes y a la vez ser atacante. Sin embargo, una vez que esté en condiciones, Marcelo Larrondo será una competencia de alta gama porque reúne todos los requisitos que le gustan a Gallardo: cuota goleadora -el punta debe elevar su promedio-, potencia, altura, buen manejo, excelente descarga y juego de espaldas. En síntesis, un catálogo completo.

A la hora de evaluar el funcionamiento colectivo, River busca asfixiar futbolísticamente a sus oponentes. Protagonismo, dominio territorial, intensidad, voracidad para recuperar la pelota rápido y lo más cerca posible del área rival. El riesgo, desde ya, es un contraataque veloz, con precisión y adversarios ligeros para aprovechar el trecho entre Batalla, los centrales (Lollo, cuando esté OK, acompañará a Maidana) y Ponzio. Entonces, uno de los desafíos es cortar la génesis de cualquier envío largo o explosión inmediata. Una propuesta muy ambiciosa, llena de variantes para hacer que River vuelva a ser River en rendimientos y resultados.

+ Fuerza aérea

Si bien la salida de Gabriel Mercado representa una baja significativa para cada pelota parada, Luciano Lollo puede suplirlo tranquilamente. Como si fuera poco, Larrondo y el ecuatoriano Arturo Mina también son especialistas en la materia. Aun así, Moreira no posee la misma capacidad por arriba que Mercado, así que será indispensable ver qué protagonistas estarán designados en la marca y la búsqueda enfrente.

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