La satisfacción de los hinchas de River que vieron por primera vez al Más Grande es hermosa, o sea lo que significa el nombre de la provincia en su bautismo. El estadio se vistió de rojo y blanco.
Fue una sensación especial e inolvidable. Única, emotiva, imposible de describir con palabras para aquellos formoseños que tuvieron la posibilidad de observar al club de sus amores in situ. Una experiencia que se vio reflejada durante todo el día en la ciudad norteña, donde la victoria 2-0 sobre Liniers profundizó la alegría.
Las entradas para los sectores de River fueron agotadas en tiempo récord en cada jornada de venta. Ocurrió tanto con las populares como con las plateas. “Quiero agradecerle a la gente de Formosa que nos ha recibido de una manera tan especial”, destacó Marcelo Gallardo, al término del partido, feliz por el cariño y la cálida bienvenida.
Alrededor de 20.000 almas, muchas de ellas procedentes desde provincias vecinas e incluso de Buenos Aires, en el caso de quienes siguen al Más Grande como local, coparon el estadio Don Carlos Antonio Romero. El aliento, fiel al estilo de los simpatizantes, fue absoluto y hasta apelando a “el que no salta, abandonó”, burlando a Boca.
Con camisetas de diversos modelos y épocas, así como banderas, gorros u otros distintivos, los fanáticos del Millonario vistieron las tribunas. A las 21.09, cuando el conjunto del Muñeco pisó el campo, las cámaras y celulares registraron el momento histórico: la primera vez del campeón más poderoso de la historia en Formosa.
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