Más allá de la falta de gol, tal vez lógica hasta que se adapta al siempre difícil fútbol argentino, el Conejo sí tiene en el debe la ausencia de remates desde su regreso. Todavía no pateó al arco, ni siquiera desviado.
Javier Saviola fue cauto desde el principio. Apenas se confirmó públicamente su vuelta a River, dejó en claro que la competencia sería fuerte en el ámbito local y que ya no sacaría tanta ventaja como 14 años atrás, cuando sentía que tanto su poder desequilibrante como los espacios, más amplios con relación al presente, potenciaban sus cualidades.
Ahora es diferente. El desarrollo táctico permitió que haya equivalencias en un contexto de lucha y fricción. Bajo ese panorama, el Conejo todavía no marcó goles en su vuelta. Hasta ahí, teniendo en cuenta que acumula 194 minutos en cuatro presentaciones, dos de ellas como titular, la sequía de ninguna manera resulta alarmante. Sin embargo, lo que sí parece increíble a esta altura es que no haya rematado una sola vez.
Ayer, en Rafaela, Saviola estuvo cerca de gol sin patear ni cabecear. Podría haber conectado un par de centros e incluso capturar algún rebote frente a una defensa endeble como la local. Pero no sucedió. Tampoco quedó mano a mano como sí le pasó a Fernando Cavenaghi, autor de un póker inolvidable contra La Crema.
Goleador de raza, pese a sus dos tantos en 15 partidos oficiales (tan sólo 530 minutos, vale aclararlo) para Hellas Verona, Saviola necesita al menos tener chances para insertarse enseguida. Por lo pronto, en Paraguay será suplente ante Guaraní. Rodrigo Mora y Lucas Alario corren por delante de él y es posible que el Torito también le haya sacado ventaja en la consideración de Marcelo Gallardo.
+ VIDEO: el regreso de Saviola:
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