Con la transferencia de Villalva al fútbol mexicano y la posible venta de Gutiérrez tras su gran Mundial, si el uruguayo alcanza su mejor nivel sería fundamental para Gallardo. Al Muñeco le gusta, pero viene de marcar un gol en 13 partidos en Universidad de Chile.
Fue una ráfaga que ilusionó. En épocas de malos augurios y el pasado inmediato más horroroso de la historia, a River Plate llegó un tal Rodrigo Mora. Movedizo, pícaro y goleador, el delantero uruguayo vino proveniente de Peñarol, aunque su pase pertenecía a Benfica de Portugal.
Rápidamente, Matías Almeyda le confió la titularidad y el atacante, con gran personalidad y amor a La Banda, comenzó a demostrar reales condiciones para vestir la camiseta del Más Grande. El “uruguayo, uruguayo ” llegaría pocos meses después, cuando el delantero le hizo un par de goles a Boca.
Pero el entusiasmo fue cayendo al igual que el momento del uruguayo. Mora dejó de ser Mora. Su fútbol decayó, los goles no llegaban y el delantero, ya de la mano de Ramón Díaz, perdió su lugar al mismo tiempo que David Trezeguet, allá por abril-mayo de 2013.
Entre idas y vueltas (pero ya en propiedad de River), el atacante terminó en Universidad de Chile este año. Se fue a préstamo por seis meses, con la chance de cambiar de aire y mejorar su rendimiento. Pero no, el goleador solo marcó un gol y jugó 13 partidos.
Por ello, la importancia pasa por recuperar a aquél Mora que ilusionó al hincha y a los entrenadores. Con la posible salida de Teo Gutiérrez y la despedida de Keko Villalva, para Gallardo será clave tener al uruguayo enchufado, peleando por un lugar, marcando goles y entendiéndose con sus compañeros.
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