River fue decisivo en momentos puntuales y, gracias a los goles de el Pity, Scocco y una sensacional actuación de Armani, le ganó 2-0 a Boca y lo humilló una vez más en una Copa. ¡Dale, campeón, dale campeón!
El partido comenzó siendo muy luchado. Ambos equipos se tuvieron respeto y ninguno se atrevió a arriesgar demasiado. Quizás, el conjunto de Guillermo Barros Schelotto se animó a avanzar más que River, que estuvo bien atento a la marca y sobre todo a los ataques de Cristian Pavón.
Pero con el correr de los minutos, La Banda logró acomodarse gracias a una acción: a los 15 minutos, Gonzalo Martínez metió una pausa en el área del rival e Ignacio Fernández tomó la pelota. Inmediatamente, Edwin Cardona apenas tocó a Nacho y Patricio Loustau cobró penal.
El Pity tomó la pelota y no falló. Eligió el palo derecho de Agustín Rossi y marcó el 1-0 en Mendoza. Boca intentó reaccionar, pero no generó demasiadas ocasiones de peligro. Y Franco Armani se mostró seguro en las pelotas que le remataron.
A pocos minutos del final de la primera parte, Martínez estuvo muy cerca de convertir el segundo tanto de la noche con un disparo que le tapó Rossi.
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En la segunda mitad, La Banda estuvo un poco incómoda con los avances del eterno rival. Sin embargo, Armani se vistió de héroe y sacó absolutamente todo lo que le tiraron a su arco. Sí, el equipo de Barros Schelotto llegó con claridad: tuvo un mano a mano y varios cabezazos que despejó el exarquero de Atlético Nacional.
Pero el Más Grande tuvo una carta más que fue letal: Ignacio Scocco, que ingresó en lugar de Pratto, estuvo en el momento y el lugar indicado. Ignacio Fernández condujo un buen contragolpe, y el Pity Martínez asistió a Nacho, que la empujó y desató la locura de todo Mendoza.
El eterno rival no reaccionó y apostó por los pelotazos. Pero la defensa, que este partido se mostró muy sólida, fue impenetrable. Claro, con un Armani totalmente iluminado. Así se escribió esta historia: River conquistó la Supercopa Argentina y humilló a Boca, una vez más, de la mano del Muñeco. ¡Dale, campeón, dale campeón!