Las redes sociales y los grupos de WhatsApp han dominado al mundo, y asumo que casi todos los que suelen visitar esta página deben tener en su celular mínimo un grupo exclusivo de hinchas de River. Ese lugar donde solamente se comenta fútbol, se arregla alguna juntada para ir a la cancha o ver el partido en alguna casa, y donde suelen aparecer todo tipo de cosas relacionadas a nosotros, o a los rivales de turno.

En uno de los grupos que me toca formar parte tenemos con un par de amigos un espacio bastante particular que llamamos “La burbuja pimentera”. Se trata de un mundo lleno de realidades paralelas y de teorías ridículas e incomprobables que nos regalan los de la vereda de enfrente, y que compartimos para divertirnos un rato en la vorágine de la rutina diaria. Puede ser una noticia bizarra, alguna opinión encontrada en cualquiera de las redes, alguna foto o video que los condene a algo particular, o directamente algún hecho puntual que ocurra con ellos dentro o fuera de la cancha.

Por ejemplo en algún momento escucharlos decir que quien abandonó en realidad fue River, que los médicos nuestros le recetaron a nuestros jugadores que se tiren agua adrede para empeorar los efectos del gas pimienta, y que ya teníamos un certificado oftalmológico trucho preparado esperándonos en el Hospital de turno. O que D´Onofrio con sus “poderes sobrenaturales” a nivel dirigencial cortó la luz en un estadio de Paraguay justo antes que pateen un penal contra River para desconcentrar al rival. O ver a su DT y jugadores llorar en cada micrófono que durante un año no les cobraban un penal, y cuando les preguntaban cuántas jugadas de penal recordaban te decían una sola. O que supuestamente River jugaba cuando quería y postergaba partidos a su antojo, mientras Tapia y Angelici organizaban una gira para la Selección en el fin del mundo con los 3 mejores nuestros, y acomodaban jugar con hinchas “neutrales” cuando quisieron. O leer argumentos tratando de convencernos que Benedetto es 500 veces mejor delantero que Alario, o que el gran Wilmar Barrios es el nuevo Mariscal del universo que le pasa el trapo a Ponzio. O que se la pasen diciendo “todos contra boca”, mientras te enterás que el doctor encargado de hacer el doping “se pierde” para llegar al estadio de La Plata. O que los árbitros están arreglados en cada vuelta olímpica nuestra, cuando se cansaron de ganar títulos con fallos históricos y groseros en el último tiempo. En fin. Son solamente algunos de los cotidianos ejemplos con los que nos encontramos permanentemente en nuestro grupo, desde la cabeza de Funes Mori en el 2014 en adelante.

Pero particularmente en esta última semana la gran mayoría de los habitantes de esa aldea dedicaron más tiempo en nosotros que en festejar lo suyo. Primero queriendo instalar que nos ganaron el torneo en la cara, cuando en realidad se lo ganaron a sus propios miedos. A ese terror que ellos mismos se generaron por no haber definido todo 5 o 6 fechas antes. River hace 3 meses estaba en una posición muy incómoda y afuera de todo, y si había un poco de sentido común todos firmábamos con sangre en ese momento poder clasificar a la Copa 2018 una fecha antes del final y ganarles el clásico, como terminó sucediendo. Claro que tuvimos una bala para aprovechar y sentimos bronca lógica porque se nos escapó, pero de ahí a que nos hagan quedar como “los grandes perdedores” en esta historia hay una distancia sideral.

Y segundo, pronunciándose con bombos y platillos en la fatídica e insólita novela que nos estamos comiendo con los dopings. Evidentemente deben tener tanto miedo encima que a los 5 minutos ya estaban pidiendo por todos lados la descalificación nuestra de la Copa, sin dejar que actúe la justicia y sin importarles nada a nivel reglamentario. Es raro, porque cuando dos de sus jugadores sufrieron denuncias policiales fueron los primeros en defender la postura que deberían formar parte del equipo, mínimo hasta que la justicia se explaye. Después incluso hasta inventaron en algunos lados que había titulares de River que también caerían en la volteada, cuando ni siquiera habían sido sorteados para la prueba del doping en los 6 partidos de Copa (caso Maidana, Nacho, Ponzio y Alario). De esa manera después sus cerebros podían razonar la maravillosa historia que la Conmebol mediante una mano negra anuló esos dopings y solamente dejó la lista en dos jugadores para no debilitarnos más el equipo. Son de manual.

Ojo, ganaron merecidamente el torneo, eso hay que reconocerlo. Quiero felicitarlos públicamente porque fueron los más regulares durante las 30 fechas, más allá de ese desliz importante que tuvieron en la jornada 24 cuando perdieron 2-1 de local (ya sé que fue 3-1, pero ellos nunca llegan a los últimos 15 minutos). Disfruten el título conseguido, y sigan tapándose con esas sábanas blancas que deben estar empapadas por todas las lágrimas que les sacó Gallardo en el último tiempo. Eso sí, sepan que les falta mucho para llegar a 35, y que encima tienen por delante un 2017 con algunas noches más de FOX Sports a pleno durante la semana. Sigan empujando para tratar de debilitarnos, porque eso nos hace más fuertes, y por favor no paren nunca de fabular y de alimentar esa burbuja de ciencia ficción en la que viven.

+ ENZO PÉREZ: River va a fondo por él.

+ MATÍAS KRANEVITTER: La Banda realiza tratativas para que regrese.