(Córdoba – Enviado especial) Chiarini retornó al arco justo en su provincia, donde tuvo una atajada clave y se mostró seguro, sin culpa alguna en el gol que recibió. Además, como consecuencia de la lesión que sufrió Barovero, es muy posible que actúe en los próximos cuatro compromisos.
Llegó a su quinto partido oficial en “el arco más grande del mundo”, como lo bautizó Amadeo Grande. Con apenas dos tantos, y varias intervenciones buenas en sus diferentes presentaciones, Julio Chiarini demostró que puede responder a las expectativas que requiere el puesto suyo en River.
Nacido en Oliva, el 4 de marzo de 1982, el arquero volvió a jugar de manera formal después de 143 días. Y fue justo en su provincia natal, donde le tocó ingresar por Marcelo Barovero, lesionado, a los 35 minutos del primer tiempo. Vestido completamente de verde, al igual que Trapito, transmitió seguridad.
Simple para resolver en los centros, incluso apelando a los puños, Chiarini estuvo a punto de irse con el arco invicto. Pero cerca del final apareció Sergio Escudero, tras un tiro de esquina, para impedírselo. Previamente, el número 33 del Millonario se lució al sacarle un cabezazo muy potente a Lucas Zelarayán.
Pese a que se trató de una sola acción, fue un ejemplo suficiente de que Marcelo Gallardo podrá confiar en Chiarini. Es que Barovero estaría ausente por lo menos contra Universidad Autónoma de Nueva León -popularmente conocido como “Tigres”-, Unión, Juan Aurich y Arsenal.