(Incluye estadísticas) Sánchez no sólo es un jugador fundamental por lo que aporta sobre la banda derecha, sino que también se transformó en una pieza sumamente valiosa para diferentes posiciones. Una vez más, rindió y resultó determinante.

“Uuuruguayooo, uuuruguayooo”. La ovación fue nítida. Intensa. Demasiado fuerte como para que al protagonista en cuestión se le perdiera en el tumulto del festejo. Una auténtica muestra de admiración y apoyo hacia Carlos Sánchez, tal vez el futbolista de mayor regularidad desde que Marcelo Gallardo asumió en junio pasado. Es que realmente sintetiza todo lo que pretende que el equipo exhiba en el campo de juego.

El mediocampista charrúa de 30 años es una suerte de todoterreno: juega, hace jugar, marca, corre, distribuye, acompaña, retrocede, avanza y llega al gol. Si bien su lugar natural es en el costado derecho, ya supo compartir el centro e incluso, tal como ocurrió frente a Belgrano, ocupó la función de enganche ante San Lorenzo. Luego de una etapa inicial intermitente, creció en el complemento a partir del tanto para eregirse como figura de River.

Además de ponerle el broche de oro a una gran acción iniciada por Sebastián Driussi y decorada con el centro perfecto de Ariel Rojas, Sánchez casi fabrica un golazo minutos después. Tras una apertura brillante de Fernando Cavenaghi, el volante dejó a un rival en el camino y sacó un zurdazo a colocar. La pelota se fue a centímetros del ángulo superior derecho. Los aplausos aparecieron inmediatamente para indicarle cuál es el fútbol que le gusta al hincha.

+ Sánchez, bajo la lupa de DataFactory