El mediocampista ofensivo continúa con su recuperación para ponerse a disposición de Marcelo Gallardo. Cómo es el día a día y qué siente el jugador.

Despacio, con pie de plomo. Sabe que de ninguna manera debe apresurarse en la extensa rehabilitación. Cada vez que la exigencia es mayor a la que puede realizar o supera a la fase anterior, el talón del pie derecho le pasa factura a Pablo Aimar.

Inactivo desde abril del 2014, cuando disputó su último partido como profesional para Johor Darul Takzim, de Malasia, el Payaso desea participar de la Copa Libertadores. Es su gran motivación. Quiere quedar en la historia grande River. Sin embargo, va poco a poco.

Como la lesión que sufrió es poco frecuente, teniendo en cuenta que se trataba de un sobrehueso, Aimar no lleva adelante un procedimiento propio de las comunes. Entonces, es difícil establecer plazos. Por lo pronto, diariamente se somete a sesiones de Kinesiología.

Más allá de haber tenido acción durante una práctica de fútbol en espacios reducidos, cuando el plantel trabajó en Mar del Plata, el enganche de 35 años sufre los síntomas del día después. Los dolores hacen que nuevamente la exigencia crezca paulitanemente.

Bajo ese panorama, Aimar se encuentra en una situación de paso a paso. Ni siquiera firmó un contrato ni arregló una permanencia de palabra. Cuando habla públicamente, deja en claro su anhelo. Por eso, pese a ir con pie de plomo, se esfuerza para vestir el manto sagrado.

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