Con una gran actuación, el Millonario se impuso 4-1 sobre Banfield y permanece en lo más alto de la tabla de posiciones, donde únicamente puede alcanzar su eterno rival. Cavenaghi la rompió.

Ganó, gustó y goleó. Como demanda la historia. Como merecen los hinchas, que nuevamente llenaron el Monumental, escenario de un nivel lujoso. Es que El Más Grande perforó al Taladro. Lo pasó por encima. Lució un desempeño notable para conseguir su quinta victoria consecutiva en el Campeonato 2015 e ilusionarse desde el primer tercio con volver a ser el campeón.

Marcelo Gallardo sorprendió a la hora de dar a conocer la formación. Mediante un 4-4-2 extremadamente flexible, que por momentos mutó en un 4-2-4 e incluso un 3-3-4, le tiró el pizarrón por la cabeza a Matías Almeyda. Asumió el protagonismo poco a poco. Primero se acomodó en el terreno para dejar de lado el camino de las imprecisiones. La búsqueda por los costados carecía de éxito, entonces la apuesta fue patear desde afuera.

Luego de tres remates de media distancia, el cuarto sirvió para la apertura del marcador. Fue un auténtico golazo. Fernando Cavenaghi bajó la pelota con mucha categoría para que Sebastián Driussi sacara una volea de derecha. Inatajable. Pese a sufrir en algunas acciones de pelota parada, la superioridad del Millonario fue clara. Lo suficiente para justificar la diferencia parcial.

En el segundo tiempo, el desarrollo fue distinto. Banfield decidió cambiar golpe por golpe. Ese contexto a River le permitió hallar espacios con mayor facilidad. Gonzalo Martínez exigió a Enrique Bologna y Teófilo Gutiérrez lo eludió en otra acción, pero falló en el toque final. Sin embargo, la entrada de Carlos Sánchez aportó lucidez para encabezar los ataques. Justamente, un tiro de esquina suyo sirvió para que Driussi bajara el balón y Ramiro Funes Mori resolviera para el 2-0.

El descuento del colombiano Mauricio Cuero de ninguna manera encendió la alarma. Al contrario, logró que el conjunto que dirige el Muñeco se hiciera letal. Es que sus dos llegadas siguientes al área concluyeron en el grito universal. Cavenaghi le puso el moño a un gran desborde de Ariel Rojas y más tarde se ganó la ovación al definir de taco, tras un centro del ingresado Augusto Solari, para el 4-1 definitivo. Una goleada que alimenta la esperanza a seis días de la Supercopa Argentina y dos semanas para el primer Superclásico.

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