El mejor de la historia

¿Qué más se puede decir de él? ¿Qué más se le puede pedir? Es ni más ni menos que el señor que con su cerebro obsesivo y su espíritu ganador conquistó la gloria absoluta. El hombre que cumplió los mejores sueños de los hinchas de River, y que al mismo tiempo generó las peores pesadillas de los hinchas de Boca. La mezcla más perfecta y encantadora. 

Nueve títulos en cuatro años y medio. Doce finales. Cuatro cruces inolvidables superados frente al clásico rival. Le ganó a Boca en Núñez, en la Bombonera, en Mendoza, en Mar del Plata, y hasta en Madrid. Bicampeón de copa Libertadores, Recopa y copa Argentina. Superó los dos partidos más importantes de la historia del club con la grandeza que caracteriza a sus equipos. Y consiguió en 54 meses más títulos internacionales que todos los que tenía River en los 113 años previos antes que asuma.

Y además es un líder espiritual sin precedentes. Porque siempre tuvo una frase de paz certera en los momentos de tormenta, donde parecía que nos iban a tumbar. Después del 2-2 frente a Tigres en México dijo en el 2015 que "había visto una buena señal", mientras River dependía de 500 milagros para clasificar a octavos. Después del 0-3 con Wilstermann le pidió a los hinchas que vayan al Monumental con la esperanza intacta, y el equipo se desplomó con 8 goles. Después del 0-1 con Gremio dijo al pasar "que la gente crea, porque tiene con qué creer", y apareció la remontada más histórica jamás vista en tierras brasileras. Y así millones de ejemplos más.

¿Hay discusión? ¿Existen argumentos contundentes para refutar que Marcelo Daniel Gallardo es el mejor técnico de la historia de River? Pareciera que no. Porque no sólo dejó una huella gloriosa de títulos, sino que además dejará un legado enorme dentro de la institución, a nivel conducta, filosofía y trabajo.

El 6 de junio del 2014 lo presentaban, y en su primera conferencia de prensa llegaba con la mochila cargada de ilusiones. Y el 9 de diciembre del 2018 se inmortalizó con la gloria máxima, en la madre de todas las finales jamás soñadas. Un camino de ensueño, dibujado a la perfección por un técnico fuera de serie. Salud, Muñeco. Y gracias eternas.