La vida del futbolista suele tener muchos vaivenes. Algunos logran construir una carrera en ascenso y mantenerse durante sus años de actividad en la alta competencia. Otros, en cambio, terminan de quemar los últimos cartuchos en ligas atípicas para un jugador profesional. En definitiva, hay un espíritu amateur que atraviesa al deportista desde el primer hasta el último día.
Los ejemplos de Ignacio Scocco y Leonardo Ponzio demuestran que el fútbol es fútbol en todos lados. No importa el tamaño del escudo ni el presupuesto. Cuando el sentido de pertenencia es grande y las ganas de seguir ligado al deporte están por encima de lo económico, hasta las grandes figuras suelen renunciar a los flashes de las grandes ligas para ponerse la camiseta del club que los vio nacer. No son los únicos casos ni serán los últimos, pero sí los más emblemáticos en el último tiempo.
Este fin de semana se dio otra situación similar con otro ex River, que apareció como una de las grandes joyas de las divisiones juveniles del Más Grande y se fue al fútbol europeo en 2003 sin debutar en Primera División. Volvió de la mano de Ramón Díaz diez años después de su partida y se sacó la espina de ganar dos títulos con la banda roja en el pecho. Se trata de Juan Carlos Menseguez, que con 38 años sigue jugando al fútbol. El Rayo disputó su primer encuentro oficial con Defensores de Miramar, equipo que milita en la Liga regional de General Alvarado.
El dato curioso es que el delantero cordobés se había retirado de la actividad en el 2017, luego de vestir la camiseta de Juventud Unida de Gualeguaychú. Antes tuvo una breve estadía en Argentinos Jrs. y Aldosivi, los últimos clubes de Primera División en los que jugó el Rayo tras la obtención de sus únicos dos títulos en River: el Torneo Final y la Copa Campeonato, ambos en el 2014.